Helena Taberna: «La película subraya la importancia del yo con el nosotros»

Por Chusa L. Monjas · 30 mayo, 2016

Estrena el thriller Acantilado, con Juana Acosta, Ingrid García-Jonsson, Daniel Grao

“El mundo se mueve con muchísimos más aspectos sectarios de lo que nos creemos”, afirma Helena Taberna, la directora, coguionista y coproductora de Acantilado, tercer largometraje de ficción de esta comprometida cineasta navarra inspirado libremente en la novela de Lucía Etxebarria El contenido del silencio. Terrorismo, inmigración, la religión en la Guerra Civil y la violencia son los temas que ha abordado Taberna en sus anteriores trabajos. Temática a la que ahora suma el de las sectas, contenido que, junto a los paisajes de Canarias, fueron los motivos que la impulsaron a llevar a imágenes la narración de Etxebarria. “Me apetecía hacer una película atmosférica. El poeta José Ángel Valente decía que los poemas le eligen a uno, pues las películas también ”, manifiesta la autora de Yoyes.

Taberna vuelve a la ficción con esta historia basada en un suceso ocurrido en Canarias en los años noventa: el truncado suicidio colectivo organizado por Heide Fittkau-Garthe en el Teide y la comuna El Cabrito de La Gomera que levantó el austriaco Otto Muhler. “No llegó a producirse porque lo paró la policía. No tengo datos, pero en las Islas Canarias, que registran el mayor número de sectas de España, hay un departamento encargado de investigar estos grupos. Una vez más, la realidad supera a la ficción, la película podía haber sido mucho más enrevesada”, apunta.

Con unas imágenes del suicidio colectivo de una secta comienza Acantilado, que, tras competir en el último Festival de Málaga, se presenta al espectador el 3 de junio. Juana Acosta, Ingrid García-Jonsson, Daniel Grao, Goya Toledo, Josean Bengoetxea, Jon Kortajarena, Ana Gracia, Maiken Beitia y Xabier Elorriaga son los nombres de este título sobre la desaparición de una joven relacionada con una secta, trama que Taberna cuenta bajo el formato del thriller “porque persigo llegar al mayor número de espectadores posible. No he hecho una tesis sobre los comportamientos sectarios, sobre la manipulación y el poder, porque creo que todos tenemos un imaginario sobre estos asuntos. El thriller mantiene el ritmo, da tensión a esta historia que, depende de quien se siente y cómo se siente en la sala, puede tener una mirada sencilla o una lectura más compleja. El reto era mantener y crear un desasosiego desde el guión. Hay que estar atento porque los personajes callan y ocultan, no se cuenta lo que está pasando, se percibe y se complementa con las acciones y los conflictos de los personajes, y con lo que el espectador ponga en esos vacíos”, dice.

El yo con el nosotros

Expone la cineasta que, tras realizar una investigación sobre las sectas, “la propia realidad me ha llevado a ampliar su concepto. Un amigo me dijo que, aunque Acantilado era distinto visualmente a mis otros trabajos, abordaba el mismo tema: la libertad individual y la permanencia al grupo, que es la esencia del ser humano desde el concepto de pareja, la familia en el cine, la familia literaria, la cuadrilla… Me gustaría que la película abriese la puerta sobre la necesidad de que el estado de alerta sobre la libertad y la manipulación fuera más permanente. Una sociedad en la que los seres humanos fuesen capaces de estar con otros, pero siendo ellos, sería más rica. La película subraya la importancia del yo con el nosotros. Para mí es primordial el nosotros, soy una persona con una gran implicación social y política, y no me gusta como van las cosas, y no lo digo solo por el aumento del número de sectas que están apareciendo por la crisis”, expone.

Redunda en el hecho de que su último filme se parece “bastante” a sus otras películas. “Más allá del tema, hay un personaje que busca justicia y, como no podría ser de otra manera, el motor también es una mujer”, indica la cineasta, a quien le llamó la atención la escasez de producciones cinematográficas sobre la sectas –“el cine de serie B sí se ha ocupado mucho”– y la “absoluta” impunidad con la que funcionan estos grupos. “Hay manipulación, y la mayor parte de las veces operan por necesidades económicas. Y aunque no se llamen sectas, las organizaciones religiosas o políticas también participan de este mismo delito porque siempre esconden intereses oscuros”.

Dice que, se podrá notar o no”, pero que en esta ocasión han sido “muchos” los riesgos que ha corrido, y que se ha posicionado en un lugar “creativo y de atrevimiento para tener la película que quería. Gustará mucho o no gustará nada, pero esto siempre ha pasado con mi cine. He jugado mucho con esta película, he preferido no resolver las cosas de inmediato para aprender y exigirme”, dice.

Taberna no se prodiga mucho en el cine. “Me gustaría que los procesos de financiación no fueran tan largos y difíciles, pero en el cine español armar una película está en un promedio de cinco años. La industria está rara y afecta fundamentalmente a nuestras películas, a las medianas, las que están entre el cine de la gran producción y el de guerrilla. En estos momentos tengo más ganas de rodar que de escribir, me gustaría mucho filmar, sin tener que ocuparme de la financiación y de escribir el guión”, dice esta profesional que transita entre la ficción y el documental (Extranjeras y Nagore).

A pesar de su anterior declaración, Taberna continúa con su propósito de “entender el mundo” contando historias, y ya está con un guión que se desarrolla en la frontera entre Estados Unidos y México.

 

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