Víctor García León: «Reírnos de lo que no tenemos que reírnos nos ha dado muy buenas películas»

Por Chusa L. Monjas · 21 junio, 2017

Opta por «la mala leche» en su tercera película, Selfie, protagonizada por Santiago Alverú

«Para hacer comedias puras hace falta presupuesto. Si sales a la calle con una cámara, te encuentras con lo que te encuentras”, afirma Víctor García León, que promete no haber edulcorado nada el retrato que hace de España en su tercera película: Selfie, “la historia de un imbécil”, Bosco, –interpretado por el debutante Santiago Alverú– , “el personaje con más defectos de todos los que he escrito”, confiesa.

Once años después de presentar Vete de mí, que compitió en San Sebastián y su protagonista, Juan Diego, ganó la Concha de Plata, el director y guionista madrileño estrena el viernes 23 de junio esta disparatada comedia que consiguió el Premio Especial del Jurado de la Crítica y una Mención Especial en el Festival de Málaga. Promociada vía el ‘Boscobus’ -”no se me ocurre una unión más descabellada que el bus y la política”-, Selfie sigue a Bosco, el hijo de un ministro cuyo entorno se rompe cuando su progenitor es encarcelado por un caso de corrupción. Sin los privilegios económicos a los que estaba acostumbrado y abandonado por su familia, novia y amigos, intenta sobrevivir en un mundo, el real, que desconoce, y que le lleva a compartir un piso en Lavapiés y a participar en mitines reales en los que aparecen Pablo Iglesias, Ada Colau y Esperanza Aguirre. “Si fuera una comedia romántica, Bosco aprendería una lección, pero al final es el mismo canalla que al principio”, advierte el cineasta, que en lugar «de quedarme en casa quejándome, salí a la calle a rodar formando una cooperativa”.

Y lo que se encontró filmado este «experimento personal muy artesanal, de amigos», fue una España «que hoy no sabemos cómo definir, que está más allá de nuestra comprensión. A Fernando Botero le preguntaron por qué pintaba gordos/as, y contestó: “¿Es que no son así? Esta es la España que yo veo, no me he inventado nada. Veo las películas de Berlanga y no me parecen una exageración, me parecen retratos naturalistas. Y Valle-Inclán hoy me parece un escritor costumbrista. Selfie es una comedia, no hay moralejas ni consejos”.

La serie británica The Office y el filme de Woody Allen Blue Jasmine fueron los referentes de Selfie, un guión que nació del desconcierto que le produce a García León “la exhibición impúdica que hacemos de nuestra intimidad más privada. La gente exhibe a sus hijos, sabemos donde van de vacaciones, la comida que han hecho…Me sorprende hacer a los demás cómplices de nuestra intimidad”, expone.

Ha hecho una fotografía de la España actual, pero no sabe cómo definir el país en el que vive. “Por eso hacemos una foto allá donde estemos, no lo entendemos, pero lo retratamos. Aquí nadie quiere ser presidente de su comunidad de vecinos, así que ya lo del país no nos preocupa. Casi en cualquier movimiento político la gente elige la parte más literaria y graciosa, el Brexit, Trump… Todos votamos con la sensación de que van a divertirnos. España nunca ha tenido una visión positiva de sí misma. Sufrimos de desesperación crónica. Ni Calderón ni Buero ni Miguel del Arco”.

El esperpento

Ni la ironía, ni el sarcasmo ni la parodia. Para García León lo que más se acerca a la verdad «es el esperpento La realidad es esperpéntica”, declara el autor de Selfie, que quiere a su protagonista –”queremos a los personajes y a las personas por sus defectos, a pesar de sus virtudes. Superman no produce ninguna ternura, y si lo hace el que conecta con tus aspectos más negros. En la vida te quedas con quien compartes vicios”–y alaba el trabajo que ha hecho Santiago Alverú. “ Es uno de los tipos con más talento he conocido, es una bestia. Un 35% de la película es improvisación porque le soltábamos y como veíamos que resolvía bien…”.

Firme creyente de la “función liberadora” del cine, ha firmado una película “con mala leche. Cuando no tienes reparto ni persecuciones de coches, no es de época y no tienes dinero para la promoción… o tiene mala leche o no tienes nada. Reírnos de lo que no tenemos que reírnos es una tradición española que nos ha dado muy buenas películas”, dice García León, que el año que viene quiere rodar con Raúl Arévalo y Juan Diego Botto la adaptación de la novela de Rafael Azcona ‘Los europeos’.

Selfie en la Academia

La película se pudo ver antes de su estreno en un pase especial en la Academia de Cine, donde su directora de fotografía, Eva Díaz, compartió con el público anécdotas del rodaje y cuál es el significado que ella le da la cinta. “Es la historia de amor de tres idiotas en un contexto político. Esa España ciega que debería poder entenderse con los dos lados, pero no lo consigue”, apuntó en el coloquio posterior a la proyección.

El rodaje de esta comedia se prolongó durante un año, en los huecos que les dejaban sus respectivos trabajos y pivotando en torno a las fechas de elecciones, mítines y campañas. “Los partidos políticos nos acreditaron. Les mandamos el guión, pero yo creo que no lo leyeron. Hubo momentos en los que había muchas cámaras y la nuestra pasaba desapercibida, otros en los que yo creo que ya estaban tan acostumbrados a ser grabados, que les daba igual”, explicó.

Más allá de los referentes berlanguianos y esperpénticos que menciona García León, se fijaron en producciones como Borat o el reality Las Kardashian para encontrar el tono de Selfie. “A Víctor le interesaban los defectos. Nos advirtió de que había metido desenfoques, pero creo que le aportan a la historia”, desgranó Díaz, que asegura que “todo lo que pasaba dentro del cuadro que no eran nuestros actores era real: las 12.000 personas en la Caja Mágica, Esperanza Aguirre, los vendedores de cerveza….”.

Cámara siempre al hombro, plantear una situación y rodarla casi como plano secuencia, muchos ensayos previos y solo dos o tres tomas de cada escena son las claves de realización de esta producción que no pasó inadvertida en el Festival de Málaga.

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