Ramón Salazar: «El dolor transforma cuando se deja de luchar contra él»

Por Juan MG Morán · 23 febrero, 2018

Estrena La enfermedad del domingo, filme que ha presentado en la Berlinale

Cuando se han cumplido 15 años de su debut y su primer paso por la Berlinale, Ramón Salazar afronta otra fecha clave en su trayectoria. Hoy 23 de febrero estrena el que es su cuarto largometraje como director, La enfermedad del domingo, «una película donde nada de lo que se dice es lo que realmente se quiere decir», y en la que ha contado con la vasta complicidad de Susi Sánchez y Bárbara Lennie. Con ellas ha trabajado «lo consciente y lo inconsciente, siempre en direcciones opuestas para crear fricción», jugando con los datos biográficos y secretos de sus personajes, ocultando cosas de la una a la otra para hacerlas poderosas, «no con la historia, sino con los cimientos sobre los que sostienen sus papeles». Pero el director y guionista ya vuela lejos de esta historia rodada «con entrega y a corazón abierto», porque es de los que cree que lo que ocurra con este filme ya no le pertenece. Prefiere fijar la vista en otros proyectos, como el que ahora le ocupa escribiendo una serie de televisión «donde por fin cumpliré el sueño de rodar en mi tierra». Y es que como él mismo dice, cuando se enfrenta a un proyecto en ciernes siempre trata de no echar en falta nada de lo que ya hizo. Ramón Salazar siempre mira al frente.

 

En el rodaje de su anterior filme, 10.000 noches en ninguna parte, está el germen de La enfermedad del domingo. 

Lo tuve claro. Mi siguiente historia, fuera la que fuera, sería una en la que Susi Sánchez sería la protagonista. No quería perderme la oportunidad de repetir y profundizar en su capacidad creativa. Pero otras píldoras se unen en esa época a la configuración del germen de esta película: el deseo de hacer una historia centrada únicamente en dos personajes en contraposición a mi tendencia a abrir las historias hacia lo coral, la idea de contar un reencuentro entre madre e hija, el tema del abandono…

Cuando inicia un proceso creativo siempre busca inspiración en la fotografía.

Siempre elijo dos fotografías y decido que en mi película se contará lo que sucede entre una y otra. Y ahí empiezo a inventar. En esta ocasión me fijé en una del álbum familiar de Serge Gainsbourg y Jane Birkin, en la que una Charlotte Gainsbourg niña mira fuera de cuadro con anhelo. También en otra de Matías Costa, en la que aparece una mujer en el centro de un lago, de espaldas y hundida hasta los hombros.

“Lo haremos”, le dijo su productor Paco Ramos sobre este guión.

Hace 17 años él leyó el guión de Piedras un viernes por la tarde; el lunes por la mañana yo estaba firmando mi primer contrato para hacer una película. Ahora, casi dos décadas después, quedamos un domingo para el brunch y después de dos horas de charla me dijo: “¿Qué hacemos con ese guión que has escrito?”. Él es de los escasos productores que siguen apostando por intentar hacer algo diferente, aunque cueste diez veces más sacarlo adelante. De Paco he aprendido a poner el disfrute de hacer una película por delante de todo.

Para su cuarta película no solo ha contado con Susi Sánchez, también con Bárbara Lennie. ¿Qué diferencia y qué une a estas dos grandes actrices?

Susi es metódica, meticulosa y tiene dentro un abismo lleno de emoción, su capacidad para entender cualquier rasgo del ser humano traspasa prejuicios y nunca tiene miedo a desnudarse del todo (emocional y físicamente). Bárbara es un torbellino tratando de poner orden a su intuición infinita, le das la información y se queda mirando fijamente a algún lugar mientras la va procesando para que te des cuenta luego, en cualquier toma, que ahí está todo, absolutamente todo lo que le contaste sobre el personaje. Son polos opuestos, fascinantes cada una en su hemisferio. Eso buscaba para esta película: dos mujeres independientes y opuestas que, tras treinta y cinco años separadas, podían llegar a entender en tan solo diez días que las unen sólidas raíces de por vida.

A corazón abierto

El dolor juega un papel vertebral en La enfermedad del domingo. ¿Sufrir siempre transforma? 

En realidad es la resistencia a ese dolor lo que mueve a los personajes de esta película. ¿Cuánto tiempo han sido capaces de resistir? El dolor transforma cuando se deja de luchar contra él, pero estos dos personajes han construido una armadura a lo largo de treinta y cinco años para resistir.

La película es sobre ese desarme, sobre la dificultad de deshacerse del agotador arte de ser indestructibles, de si somos capaces de mostrar nuestra parte más vulnerable aún sabiendo que nos pueden herir de muerte. Siempre estamos a tiempo de redimirnos, pero en el camino hacia el perdón es donde está el gran reto.

“Me gustaría tener cosas de las que sentirme orgullosa, pero no las hay”, dice Chiara, el personaje que interpreta Bárbara Lennie. ¿Somos los jóvenes españoles una generación descreída?

La insatisfacción viene de plantar nuestro objeto de deseo en el futuro y no en el presente. Y de culpar a otros de lo que somos o no capaces de conseguir.

En su cine la mujer tiene siempre un papel central. ¿Aún cuesta más llegar a la taquilla con historias protagonizadas por mujeres? 

La mujer es brutalmente discriminada como protagonista en el cine, porque en este arte el hombre heterosexual sigue decidiendo qué rol ocupa la mujer en su vida y hasta qué edad le resulta sexualmente estimulante.

¿Encuentra en el cine español historias protagonizadas por mujeres que le interesen como espectador?

¡Claro que las hay! Este año Verano 1993, La librería, Tierra firme, Verónica, La llamada, No sé decir adiós, Abracadabra… Pero siempre menos de las que me gustaría.

Después de trabajar tantos años en una historia en concreto y a pocas semanas del estreno, ¿cuáles son los miedos más recurrentes del Ramón Salazar cineasta?

Aparte de practicar meditación trascendental todos los días, me he metido de lleno en otro proyecto para no permitir que las inseguridades se me empiecen a cruzar por el pensamiento. He hecho esta película con entrega y a corazón abierto. La he terminado. Lo que pase con ella ya no me pertenece. Si es bueno lo observaré con gratitud desde lejos. Si es que no, pondré mi energía en lo nuevo y trataré de que el trayecto sea igual de especial que lo fue con La enfermedad del domingo.

¿Le aportó este último rodaje algo inédito a nivel de aprendizaje?

Una reafirmación de que el cine es un arte coral, en el que la sensibilidad de cada una de las personas del equipo acaba aportando y dejando huella en la película que se cuenta. Es fundamental escapar de uno mismo y permitir que los pensamientos de los que te rodean en un rodaje impregnen la historia.

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