Dani de la Orden: «La comedia es como un antibiótico»

12 julio, 2018

La buenrollista El mejor verano de mi vida, su cuarto largometraje, aterriza en las salas este jueves 12 de julio

Dani de la Orden echa en falta en la cartelera esas historias familiares «emocionales, de personas de carne y hueso, donde no hay superhéroes ni explota nada”, ausencia que viene a llenar El mejor verano de mi vida. En esta cinta, un padre arruinado (Leo Harlem) hace una promesa a su hijo que aparentemente no puede cumplir: le llevará a unas vacaciones inolvidables si saca todo sobresaliente. Cineasta precoz, con cuatro películas antes de los 30 años, el director de Barcelona nit d’estiu conecta su experiencia veraniega –»He sido el más mimado de la familia, pero mis padres siempre discutían en las vacaciones»–a esta comedia con filosofía positivista, que reivindica lo emocional por encima de lo material.

Por María Gil

 

Maggie Civantos, Jordi Sánchez, Toni Acosta, Arturo Valls y los jovencísimos Alejandro Serrano y Stephanie Gil, entre otros, completan el elenco protagonista de El mejor verano de mi vida, que clausuró la pasada edición del Festival de MálagaCon esta invitación al espectador a subirse al coche de Curro y viajar junto a ellos por Toledo o Cádiz, De la Orden vuelve a la estación favorita de su filmografía, aquella que garantiza, en palabras del personaje protagonista, «optimismo y sol a cántaros».

Una película sobre el verano, rodada en pleno invierno

Fue en noviembre. Recuerdo mucho frío y a Leo [Harlem] poniéndose cubitos en la boca para no tener vaho.

Se basa en la película italiana Sole a cantinelle

Tomamos solo la premisa. He hecho la película que he querido y creo que tiene un mensaje distinto y más personal sobre el bien del sentido del humor y cómo a los niños les afectan las discusiones de los mayores.

¿El cine debe transmitir valores?

Tiene que dar un mensaje. Siempre me pregunto ‘¿Por qué haces este proyecto?’ Y este lo hice porque yo he sido un chaval que he querido que mis padres se unieran, he sido un chico que ha estado locamente enamorado de una novia, con la que sabía que la relación funcionaba por el sentido del humor… El mejor verano de mi vida iba conmigo. Valoro la honestidad. Si no entiendes muy bien por qué estás haciendo una película no deberías hacerla.

La define como una comedia muy ‘noventera’

Ahora si quieres ir al cine con tu familia tienes películas de animación como Frozen y las de superhéroes, como Los Vengadores. Pero entre estos dos tipos, yo no encuentro, en los últimos cinco años, las de las personas de carne y hueso que hablan y en las que no explota nada. A mí me marcó Señora Doubtfire y la saga de Solo en casa, por ejemplo. Eran cintas familiares en las que los adultos tenían protagonismo y los niños también. Chris Columbus hacía grandes historias en ese sentido. Quería recuperar este tipo de cine.

Campeones, La Tribu, Perfectos desconocidos han sido taquillazos… ¿Qué tiene la comedia para conectar con el público?

Todos nos queremos reír, aunque esté muy menospreciada. Es como un antibiótico. Cuando ya conoces todos los mecanismos cómicos y ya has entrado en la historia, llega un momento en que eres inmune y te tienes que acoger a la emoción. Y creo que eso es lo que hace El mejor verano de mí vida. Llega un momento en que, aunque sigue habiendo gags, hay un poso emocional que te lleva hasta el final.

¿Sus vacaciones de niño se parecían a las de la familia de Nico?

Se resumían en la canción del verano y la discusión del verano. Por un lado, tuve las mejores vacaciones, era el más mimado de la familia, pero, a la vez, estaba pendiente de cuándo discutirían mis padres y a mí esto siempre me ha afectado bastante. Y es lo que le pasa a Nico, que no puede ver como sus dos referentes familiares se separan. Al final, lo que quiere este chaval no es ir a la playa, sino ese dibujo que hace en clase en el que su familia está unida. Y es lo que he cogido de mi vida y he puesto en la película.

Cuando eres mayor ya lo ves con otra perspectiva, piensas ‘que se separen si quieren’, pero cuando eres pequeño te educan de una manera unifamiliar y clásica. La familia es una tríada y no hay variedad y eso acaba afectando. La película es una defensa de que los niños quieren que su familia, sea la que sea, esté unida. El dibujo funcionaría con un padre y un hijo, una madre y un hijo, con dos padres y dos madres…

 

Dar gato por liebre

Uno de los referentes de la película fue La vida es bella

Me fijé en un mecanismo cómico de la película de Roberto Benigni, que es ‘dar gato por liebre’. En La vida es bella, el padre tiene que intentar hacer ver al niño que todo es un juego y aquí durante la primera parte de la película el personaje de Leo Harlem tiene que convencer a su hijo Nico que estas vacaciones son maravillosas, aunque estén en un pueblo lleno de ancianos y no tenga ni dinero para comprar gasolina. Su personaje es un cantamañanas, y me gustaba mucho ese carácter heroico de alguien que, a pesar de sus problemas, tira para adelante.

En sus primeras películas hablaba del amor y en esta ocasión del optimismo, el positivismo, la unión. ¿Es todo lo contrario a un cínico?

Soy un cínico, pero la gente no lo sabe. Cree que soy como mis películas. En la vida real tengo bastante más mala leche y humor negro, soy muy irónico y bastante ácido, pero de momento no lo he plasmado en el cine. Tengo un sentido del humor más cañero, implícito, políticamente incorrecto, incluso no soy un eterno defensor de las grandes historias de amor, en ellas no creo del todo.

Estudió en la ESCAC. ¿Cuándo descubrió que quería ser director? Desde  pequeño. A los 11 años hacía películas con mi abuela con una cámara digital casera. Empecé como actor, pero me di cuenta de que siendo el director, no dominas cada especialidad y departamento, pero tengo que hablar de todos, de música, de fotografía, de interpretación… al final la dirección se basa en la intuición. Y en saber qué cuentas.

 

 

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