Enrique Urbizu: «Hay que tirar hacia el máximo riesgo»

Por Chusa L. Monjas · Fotos: ©Emilio Pereda · 28 septiembre, 2018

Enrique Urbizu se “reconcilia” con la televisión gracias al serial Gigantes

Personajes que viven al límite en un serial que, como sus protagonistas, es arriesgado, elíptico y, en ocasiones, abrupto. Enrique Urbizu concreta su nuevo trabajo para la televisión, Gigantes. Esta ficción que Movistar+ estrenará en otoño y que se proyectará, fuera de concurso, en el Festival de San Sebastián, sigue a una familia que está fuera de la norma social: los Guerrero, clan de matones formada por Abraham (Jose Coronado) y sus tres hijos, interpretados por Isak Férriz, Daniel Grao y Carlos Librado.

Respira cine por cada poro de su piel, y ahora, “sin ningún complejo” y haciendo uso de las herramientas de su oficio, el director y guionista vasco regresa a la televisión, medio con el que, tras la “amarga” experiencia de Las aventuras del capitán Alatriste, se ha reconciliado gracias a Gigantes, una idea original del actor Manuel Gancedo que Urbizu desarrolló con el guionista Miguel Barros, tándem al que posteriormente se sumó un colaborador habitual del realizador de cine negro, Michel Gaztambide. De cuarteto a quinteto con la incorporación de Jorge Dorado, director de los tres últimos capítulos de un total de seis de la primera entrega de esta producción marcada por el riesgo. Ahora, Urbizu está rodando los 300 folios de la segunda temporada, seis nuevos episodios que llevan una única firma, la suya.

En las series es común que haya más de un director. Aunar dos personalidades como la suya y la de Dorado, ¿dificulta dejar una impronta en el proceso creativo?

La visión de Jorge en los capítulos 4, 5 y 6 se aparta ligeramente de la mía. Jorge participó con nosotros en la construcción para dar una unidad al conjunto. Nosotros rodamos igual y no era lo que se esperaba. Además, querían ver resultados antes de acabar el rodaje, así que fui avanzando el montaje de mis tres capítulos mientras Jorge aún rodaba.

Por segundo año consecutivo, una serie de televisión tiene como escaparate Zinemaldia, cuyo director, José Luis Rebordinos, dijo: “cuando nos enfrentamos a una serie la vemos como si viéramos una película, solo pensamos si nos gusta o no”, ¿lo comparte?

Creo que deberíamos seguir distinguiendo, no las calidades de los productos, pero sí los mercados. Sé que es una opinión muy fuera de los tiempos porque esto no hay quien lo pare, pero es que me gusta mucho la pantalla grande, en esto soy conservador. Voy a seguir haciendo puesta en escena y respetando el lenguaje cinematográfico para el espectador y hacer un buen producto, sea para la tele o sea para el cine. Espero hacer pronto un largo: 100 minutos, lo concreto, ese pulso… Es que no es lo mismo.

Vuelve a San Sebastián, donde compitió por la Concha de Oro con No habrá paz para los malvados, ¿siente que juega en casa?

Estoy encantado de que se presente en un marco que es muy beneficioso. San Sebastián es territorio familiar y conocido. No habrá paz… no tuvo premio, pero salimos proyectados de allí como un cohete. El pase y la ovación posterior es el momento más emocionante que he vivido como director de cine. El Kursaal se caía.

Lo bueno es que ahora no tiene que preocuparse por la taquilla.

Es un alivio no depender del primer fin de semana.

Con Gigantes perseguía ofrecer algo diferente a lo que proponen las series españolas.

No partes de diferenciarte de nada. Partes de un material que era dinamita, que tiene una personalidad radical que hay que respetar para que no se convierta en una cosa convencional durante el proceso de desarrollo, que fue duro, largo y satisfactorio.

Hay fuerzas que tiran a que no te arriesgues y tú tienes que tirar hacia el riesgo máximo, tienes que ir a estrellarte, y el dinero tiene que decir ‘estaos quietos que estáis todos locos’. Al final hemos ganado todos.

”Eres un Guerrero y sabes lo que significa”, dice uno de sus personajes. Para usted los Guerrero son….

Gente que se cree invencible. Son los amos de la baraja y los han criado en un clima de ferocidad moral, no hay ningún escrúpulo ni barrera por ningún lado. Y son autodestructivos y destructivos. Es una familia capaz de cualquier cosa y eso nos ha llevado a nosotros a intentar también ser capaces de cualquier cosa.

Por cuarta vez repite con Jose Coronado, que se mete en la piel de un patriarca sanguinario, salvaje, cruel, despiadado, autoritario, sádico, asesino… Aquí viene al pelo el refrán “de tal palo, tal astilla”.

Los tres hermanos han visto tanta violencia en casa desde pequeños que son una estirpe de lobos crueles inmorales. Gigantes no es una serie realista, es un serial, los protagonistas no vuelan pero podrían. Son pocos, pero también hay personajes blancos y positivos.

Un filón

Son gigantes porque son violentos y poderosos, y ven a los demás como seres pequeños a los que pueden manejar porque todos les temen. ¿Se ha encontrado con muchos gigantes?

‘Haberlos haylos’. En todos los ámbitos hay gente que se cree con el derecho a obrar sin el respeto por los márgenes que los demás nos ponemos.

Son matones cegados por el poder de aquí, castizos, que se mueven por paisajes poco habituales en nuestro cine y televisión. Hablemos de la puesta en escena.

Los decorados obedecen a esas claves del Madrid de los ochenta; el pasado viene del mundo de Abraham: la posguerra, el mundo de los anticuarios, el Rastro… Y están los poblados gitanos, la tienda del padre llena de antigüedades, y esto se rompe con el mundo de las grandes galerías de arte.

Está rodada en 2:35, formato que da una condición visual al producto muy ambiciosa. El espectador goza de los espacios, tiene campo para mirar.

Hay mucho verbo, mucho devenir, las cosas suceden y hay que hacerles justicia e ir a su ritmo. La dirección de actores es fundamental, con la directora de casting Rosa Estévez hemos hecho un reparto precioso.

En Gigantes está el universo Urbizu. La familia, la soledad, la violencia sin concesiones, el poder, el dolor, las traiciones, gitanos, policías, agentes del CNI, políticos, jueces, contables de partido…. y mucha testosterona.

Hay de todo. Me encanta el cine con testosterona, y después de mi filmografía no tengo nada que demostrar. Yo le debo mucho a Curro Jiménez, un serial televisivo de aventuras y de acción.

Y todo lo hace por comprender el mundo que vivimos, para hablar de la actualidad e intentar acercarse a la verdad.

La obligación del thriller es contar las cosas que no quieren que sepamos y destapar el funcionamiento oculto del sistema.

Aquí nos hemos asomado a los más ocultos de todo: están ahí, hacen un trabajo sordo, invisible, pero son los dueños del destino. Es muy actual porque estamos hablando de filtrar un vídeo… Un filón.

¿Para cuándo una comedia?

Iba a hacer una, 2014 hijos de puta, pero no pude.

Sus regresos a la gran pantalla siempre levantan expectación.

Ya tengo un nuevo largometraje escrito, Satán ha oído hablar de ti.

 

Jorge Dorado: “Vivimos una época muy complaciente en la que tendemos a no ofender”

Trabajó como asistente de dirección de Enrique Urbizu en La vida mancha y quince años después comparte el título de director con él. “Es un honor estar a su lado. Mi manera de trabajar con los actores es la que tiene Enrique, que fue muy generoso porque me dijo que tenía que sentir la serie y los episodios como propios. Me he inspirado en el universo que ha creado y le he dado mi propia personalidad”, expone Jorge Dorado.

Ejercitado como ayudante de dirección en Intacto, El espinazo del diablo, Moulin Rouge y Hable con ella, entre otros filmes, el cineasta madrileño admite que “mantener el tono y elevar los personajes hasta un lugar” ha sido lo más complejo en esta cruel y salvaje historia sobre cuatro hombres en la que, “dentro de la devastación moral, hay una pequeña luz de emociones. Estamos viviendo una época muy complaciente en la que tendemos a no ofender. Como dice Enrique, nos inclinamos a la ‘monoforma’, todo está cortado por el patrón de lo políticamente correcto y al final todas las obras acabarán pareciéndose. Estamos contando la vida de unos personajes, no es nuestra opinión sobre el mundo. No intentar ser complaciente con nadie es la manera de ser auténtico y de hacer una obra que salga de la ficción imperante hasta ahora”.

Gigantes se ha hecho un hueco en el corazón de Dorado, que también dirigió varios capítulos de El ministerio del tiempo y que en estos momentos está  grabando El embarcadero, serie de Atresmedia Studios que también se verá en Movistar+.

Dorado, que dio el salto al largometraje con el thriller en inglés Mindscape, habla de ficción de diferentes duraciones –16 horas, 120 minutos…– y del dulce momento que vive nuestro audiovisual. “El idioma español viaja por el mundo, nos estamos haciendo más globales”, añade.

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