Koldo Serra: “El ser humano es así, intenta sacar tajada de una situación muy grave”

Por María Gil · 7 marzo, 2019

Estrena 70 binladens, thriller protagonizado por las ganadoras del Goya, Emma Suárez y Nathalie Poza, y por Hugo Silva

Va “de atraco en atraco”. Koldo Serra (Bilbao, 1975) transgrede las reglas del juego del thriller clásico en 70 binladens, con dos mujeres protagonistas en un género tradicionalmente masculino y convirtiendo a una de las rehenes en el centro de la trama. Esta historia de una mujer desesperada que solo tiene 24 horas para conseguir 70 billetes de 500 euros llega a los cines este viernes, 8 de marzo, tras el impulso para su carrera que supuso Gernika. Sea en una caja de ahorros bilbaína o en la Fábrica de Moneda y Timbre, el director continúa en la temática de robos con el rodaje de la tercera temporada de La casa de papel, en la que estará inmerso hasta julio.

Reúne a Emma Suárez y Nathalie Poza por primera vez tras su breve escena juntas en Julieta.
Sus personajes son muy potentes y diferentes, una es ‘muy para afuera’, la otra es ‘muy para dentro’. Una es muy visceral y violenta, la otra es cerebral y sibilina. No tenía nada claro quién podía ser Raquel, ha sido una cuestión de casualidades. Fui al Festival de Cine de Nantes y allí Emma Suárez presentaba La propera pell. Y pensé: la tengo delante. Y unos meses después le mandé el guión. Lo primero que me preguntó fue ‘¿qué has visto en mí en otras películas que te hicieran pensar que yo puedo hacer esta historia? Si yo no soy espectadora de thriller’. Y le dije que justamente lo que quería es que fuera otra Emma.
Y luego, fue conocer en persona a Nathalie y darme cuenta de que era Lola. Ella me amenazó con que era un personaje que no se iba a quitar de encima enseguida y doy fe de que, en el rodaje, estaba todo el rato metida en él. Decía ‘silencio’ y ella respondía ‘no quiero’ y yo le pedía ‘Lola sal del cuerpo de Nathalie’. Además, tienen edades parecidas y Emma venía de ganar el Goya y luego al año siguiente lo ganó Nathalie. Tenía los dos últimos goyas para trabajar con ellas.

Con 70 binladens rompe varios clichés del género.
Una de las claves de la película es que la protagonista no es una de las atracadoras, sino una rehén que se ve involucrada en este atraco. Normalmente el foco son los atracadores, quieres que se salgan con la suya. Y luego, parece que los thrillers son enteramente masculinos y dos mujeres como estas dos bestias son capaces de levantarte una cinta de este estilo y llevarla a un terreno que, quizá, con hombres no hubiera sido igual.

En torno al delito principal hay pequeñas corrupciones y fraudes, incluso por parte de las víctimas. ¿Por qué quería reflejar esto?
El mérito es de los guionistas, Asier Guerricaechevarría, Javier Echániz y Juan Gil Bengoa, pero es una de las cosas que me parecían más atractivas. Al final estamos hablando de la sociedad y todos los personajes son puros supervivientes. Me gusta que todos tengan esa necesidad de sacar tajada de una situación muy grave en la que tu vida corre peligro. Los seres humanos somos así. Hay soterrada una crítica al momento que estamos viviendo porque su comportamiento viene de las presiones que sufren. Estamos en un momento en el que cada uno tiene que salvarse como pueda y para ello se mueven en terrenos que rozan lo inmoral.

 


Vuelve a rodar en su tierra.
Los guionistas también son bilbaínos, aunque yo fui el motor de que se rodara en Bilbao y buscáramos estas localizaciones que recuerdan a los 80. Aunque la película fuera actual, tenía claro que debía tener un cierto aire retro. Todo el mundo conoce estas cajas de ahorros que tienen el mismo aspecto que hace 25 años. El interior lo hemos rodado en una sucursal real de Kutxabank que llevaba varios años cerrada, pero esas moquetas, esas mesas de madera eran así. Quería distanciarme del thriller moderno, ultratecnológico y sofisticado. Huir de esa estética en azules y verdes tan en boga y llevarlo a otro mundo, con ese aroma de ocres y mostaza y una música más cercana a los thrillers setenteros.

Gary Oldman, James D’Arcy, Jack Davenport… en sus filmes ha trabajado habitualmente con actores internacionales. En este caso es un cásting enteramente español.
Creo que va a conectar mejor con el público. Es cierto que existe la barrera de lengua y hay una distancia emocional de ver el cine doblado. Había algo que no conectaba con el público en Gernika. Y en 70 binladens me he dado cuenta de que conecta, no sé si es por el lenguaje, porque es más costumbrista… creo que es la que mejor va a funcionar en taquilla.

«Muchas películas que nos marcaron las vimos en casa en VHS»

Entre su primer largometraje y el segundo pasaron 10 años, en los que ha trabajado en televisión, publicidad, videoclips, y entre Gernika y 70 binladens solo dos. ¿Ahora cuesta menos levantar un proyecto?
El guión de 70 binladens me llegó en 2010, cuando habían pasado ocho años desde Bosque de sombras y se me habían caído un par de largometrajes. Y, cuando estoy moviendo el proyecto, aparece Gernika, que me volvió a poner en la palestra y funcionó relativamente bien. Gracias a ella en dos años he podido rodar 70 binladens. Quizá en 2010 nunca hubiera sido Emma Suárez la protagonista, creo que todo ha ocurrido cuando tenía que pasar.

Las festivales de categoría A, los Oscar… el mundo del cine está viviendo la irrupción de las plataformas y de películas que no se estrenarán en pantalla grande. ¿Cómo afronta este debate?
Los tiempos y la forma de consumir ficción están cambiando, como en su momento el VHS lo hizo. Somos una generación que amamos el cine porque muchas películas de las que nos marcaron las vimos en casa en VHS. La irrupción de las plataformas acabará por estabilizarse, pero yo creo que es buena porque se están produciendo películas que quizá para el cine no se hubieran hecho nunca. Y, por otro lado, es trabajo para todos, porque podemos seguir rodando y contando historias. Soy de los que aboga por ver el cine en las salas, pero los tiempos cambian y mientras se respete la obra…. Sí que espero que no se vean en un móvil. Una vez iba en un AVE y una chica estaba viendo Gernika en el móvil y encima le iban entrando los Whatsapp, así que imagínate. En el cine, ni puedes mirar el móvil ni levantarte a cenar, hay esa comunión espectador-obra.

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