Caminar a golpe de vista

Por Iñaki Villuendas · 10 octubre, 2019

El diseñador gráfico Iñaki Villuendas, conocido como ‘Villuti’, explica cómo entiende su «irresistible» profesión de creador de carteles de cine

De crío, tuve la suerte de ver en las cristaleras de los cines unos años de carteles míticos, hechos por ilustradores como Roger Kastel, Richard Amsel, Drew Struzan, Noriyoshi Ohrai… haciendo auténticas obras de arte para películas como Tiburón, Mad Max, Indiana Jones, E.T., El Imperio contraataca y un largo etcéceta que me llevaría muchísimo tiempo contar y que no viene al caso. Todo aquello quedó grabado a fuego en mi retina desde bien niño, y hoy puedo estar orgulloso de haber conseguido colocar mis carteles dentro de las vitrinas de los cines como en su día estuvieron los de aquellos dioses del cartelismo a los que adoro.

Una de las cosas que siempre me ha parecido irrestible de la cartelería cinematográfica es la inmediatez y su capacidad de seducción con el espectador. Creo que el cartel es la pieza visual por excelencia, diría que es el formato más completo, directo e icónico de los muchísimos soportes publicitarios que rodean toda acción promocional de una película, con permiso del tráiler. Quizá mi opinión no sea muy objetiva en estas afirmaciones, lo sé, pero son muchas, muchísimas horas lidiando con este formato y, claro, el roce inevitablemente hace el cariño.

La teoría dice que un buen cartel debe captar la atención del observador y comunicar de un golpe de vista la esencia y el tono de la película que anuncia. Debe atrapar al espectador, despertar su interés y “conquistar” su voluntad para que desee asistir a la proyección de la película. Y es ahí, en un mercado sobresaturado de estrenos, donde estriba mi dificultad: he de conseguir marcar ese punto, esa diferencia.

La técnica que utilizo para llamar la atención en mis trabajos principalmente es la posproducción de las imágenes por medio de photoshop, tanto en el tratamiento de las mismas como en los fotomontajes. Dependiendo del tipo de película y el encargo que recibo, el proyecto se ajustará a unas necesidades gráficas concretas. Por ejemplo, si se trata de una comedia lo habitual es que se trate de un poster coral, como en Padre no hay más que uno, de Santiago Segura, y si se trata de un thriller nos vamos a posters mucho más minimalistas como es el caso de Quien a hierro mata, de Paco Plaza.

Una de las dificultades con las que nos enfrentamos los diseñadores gráficos actualmente es que el 80% de las adaptaciones son para formatos online y son en horizontal, y esto algunas veces condiciona las composiciones de los carteles verticales.

En cuanto a las tipografías, la cartelería de cine refleja sus tiempos y sus modas pero son uno de los mayores retos de un cartel, pues una buena elección tipográfica hace que un cartel marque la diferencia en su conjunto, pero una mala puede arruinar un cartel válido.

Intento que mis composiciones tengan un ritmo orgánico, cada cartel pide una composición concreta.

“Es el formato más completo, directo e icónico de los muchísimos soportes publicitarios de una película”

Cada película tiene un proceso, se parte de la lectura del guión y de ahí se preparan bocetos para la sesión de fotos. Es muy importante este paso para plasmar conceptos concretos, pues a posteriori no puede faltar material gráfico para las composiciones. Otras veces recibo solamente foto fija, como en el caso de Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño, y compongo el póster.

Muchas veces, además, veo un premontaje de la cinta y me inspiro. También están las reuniones con directores y productora, donde ponemos en común ideas, y de ahí presento propuestas sobre las que se realizan modificaciones hasta que se llega al arte final.

Hay veces que este proceso es relativamente rápido y otras en las que cuesta más. El problema es que tienen que pasar muchos filtros y hay mucho de trabajo personal y pasional, algunas de ellas se quedan fuera y es quizás el momento más descorazonador de esta profesión, ya que propuestas artísticamente buenas se pierden en pro de propuestas más puramente comerciales. Si tuviera que escoger entre teaser y cartel final, me decanto por el primero, porque me puedo explayar artísticamente en plenitud.

En estos casi quince años que llevo con el cine destacaría Enemy, de Denis Villeneuve, porque quizás es el que más define el concepto de mi cartel preferido por su resultado y por las satisfacciones que me ha reportado tanto a nivel nacional como internacional. Recibí un premio Proyecta y quedé como finalista al mejor cartel internacional en Impawards. A día de hoy me siguen pidiendo que haga algo del estilo de Enemy.

Estoy muy agradecido a los premios Feroz, en los que fui finalista con los carteles de Negociador, Tarde para la ira y Handia, con el que finalmente conseguí el galardón. Actualmente estamos en un momento dulce porque, entre el cine y las plataformas, los proyectos abundan para nuestra profesión.

Imágenes de carteles diseñados por Iñaki Villuendas

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