El cine como juego | Encuentro en torno a La vida por delante

18 diciembre, 2019

Los cineastas Jaime Chávarri y Helena de Llanos conversaron ayer en la Academia en torno a La vida por delante (Fernando Fernán-Gómez, 1958) y reivindicaron la figura del coguionista Manuel Pilares

El ciclo ‘Guion y seguido’ que organiza la Academia junto al sindicato ALMA Guionistas, y que propone diálogos en torno a grandes películas del cine español, se volvió a dar cita ayer en la sede de la institución. La vida por delante, cuarta película de Fernando Fernán-Gómez, fue la cinta sobre la que dialogaron Jaime Chávarri, autor de El desencanto o Las cosas del querer, y Helena de Llanos, nieta de Fernán-Gómez y miembro del colectivo Cine sin autor.

De Llanos explicó que La vida por delante es la “cuarta película que dirige Fernando, tras dos películas sin la menor repercusión y una tercera que tuvo algo más de suerte, El malvado Carabel (una adaptación de Wenceslao Fernández Flores). Pero esta es la primera de la que se siente orgulloso. Llegó al gran público, la gente fue a verla al cine”. La nieta del directo definió la cinta como una “comedia trascendente, a través de la cual se podían contar cosas que de otra manera no hubiera sido posible. La historia trata de la chapuza española, de nuestra naturaleza que nos urge que si podemos dejar una cosas medio hecha y esforzarnos menos, lo hacemos”.

La cineasta también comentó que “la primera capa superficial del visionado puede cuestionar el retrato femenino de la película, porque hay un estereotipo muy claro. El personaje de Analía Gadé es la frágil. Pero enseguida me doy cuenta de que lo maravilloso es que eso lo subvierte. Gadé es lo contrario al personaje”.

Foto © Fernando Ortega Gorrita

Por su parte, Chávarri destacó “la relación de la cabeza del autor con la realidad. Nos parece que Fernán-Gómez era un actor que de vez en cuando hacía películas, y eso parece restar méritos a su tremenda imaginación como director y sus continuos logros formales. Este es una película de carácter poético y lírico, es una cinta que juega con el cine”. También la definió como una “comedia con tristeza y oscuridad. Si la gente no salía indignada del cine al verla es porque lo que cuenta se vivía”.

Para el autor de Besos para todos, “el cine español de los años cincuenta da una idea de cómo era la vida, aunque las malas malas película, que no es el casa. Esta además tiene una visión negra de la sociedad, pero con la ventaja de que los personajes están por delante del mensaje. Si los personajes te importan, estás con ellos y quieres que les vaya bien. Es una construcción de sensibilidad y cariño”.

Ante una sala donde estaban presentes Helena Fernán-Gómez, José Sacristán o Massiel, Chávarri reivindicó el hecho de que “como Fernando hacía tantas películas como actor, nos parece una imagen cinematográfica, cuando era un autor sobresaliente. Parece una sorpresa que se le ocurrieran tantas brillanteces, como el hecho de que cuando José Isbert tartamudea, la propia película tartamudea”. También destacó el “olvido total de la parte estética del cine, como Buñuel, no le interesa hacer planos bonitos”. Pero se le notan “las ganas de hacer cine. Trata al cine como un juguete, pero con mucha seriedad. Todo el tiempo los chistes tienen detrás algo terrible”.

Foto © Fernando Ortega Gorrita

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