“Estoy encantado, porque nunca me imaginé trabajar con Amenábar ni estar nominado al Goya”, confesó el actor gallego en la presentación de la proyección en Málaga, enmarcada en los actos previos de los Goya del próximo sábado. “Me parece una apuesta interesante por parte de la Academia lo de hacerlo en un sitio diferente. Málaga se esta volcando: la prensa, las calles y la gente. Es fantástico que la ciudad se vuelque en un evento así”. Prego, que ha desarrollado casi toda su carrera en Galicia, aseguró que estos premios son importantes no solo porque dan visibilidad a los actores, sino también a todo el sector.
Prego, que se considera un privilegiado por “ trabajar en el cine, en lo que me gusta”, explicó a raíz del personaje que interpreta en la película, Francisco Franco, que los actores “vemos que los personajes son seres humanos, son personas que aman, son personas que tienen sus ideales. Sin eso no puedes explicar el personaje y, si no puedes entender al personaje, tienes que replantearte si vas a firmar ese contrato o no”. Y lo comparó con la profesión de un abogado: “tienes que defenderlo, si crees que ya es culpable, tienes que dejar el caso”.
Para preparar su personaje, “rastreé a la persona. Y fue fundamental ir a investigar a la Fundación Francisco Franco porque ellos lo tienen todo. Es muy difícil encontrar información sobre el Franco persona, porque llega un momento que deja de ser persona y pasa a ser una especie de institución”. Confesó que le gusta mucho investigar, “disfruté horrores: fui a librerías, leía la correspondencia durante la guerra…”.
Sobre la complejidad de la parte física, destacó que fue recrear la voz de Franco “todos los días en mis paseos me grababa la voz y se lo mandaba a Alejandro Amenábar, y recibía un feedback con el que seguía trabajando. No puedo decir que fuera un trabajo duro, aunque sí laborioso” y desveló que Amenábar clava la voz del dictador “sin tener que preparársela”.
A Santi Prego no le gusta la palabra intérprete. “Yo entiendo que no interpreto, yo actúo; interpretar es darle sentido a las cosas, y quien le da sentido es Alejandro. El que le da sentido es el director, yo me dedico básicamente a jugar. Si me tengo que dedicar a interpretar, estaría todo el día dentro de mi cabeza y no dormiría por las noches. Y la diferencia es que el director es una persona que no duerme por las noche. Los actores sí”, bromeó.
Cree que la película ha calado entre el público porque “el pasado es presente. Somos memoria y si no tenemos memoria, somos un continente sin contenido alguno”. Y contó que era curioso ver, en los descansos del rodaje, cómo las personas del equipo “se acercaban a mí a contarme anécdotas de un tío, un vecino del pueblo de cosas que les había pasado durante la guerra. Todos tenemos y nos une esa narrativa independientemente de la ideología de cada uno”. Por eso considera que es importante este tipo de cine, que “es un espectáculo reflexivo. Y necesario. Es una narrativa que nos conforma a todos”.