El Benidorm de los excesos, por Isabel Coixet

Por Chusa L. Monjas · Fotos: ©Zoe Sala Coixet y Toni Alcalá · 2 marzo, 2020

Seducida por el paisaje humano y urbano de la ciudad, finaliza el rodaje de Nieva en Benidorm

La ciudad del ocio, del turismo masivo, de los rascacielos y sus espectaculares skylines, del sol, de los festivales y de los jubilados españoles y británicos es uno de los personajes de la última historia de Isabel Coixet, que en su primera visita a Benidorm se quedó fascinada con los paisajes humanos y urbanos de este “exótico” lugar.

Una seducción que se ha mantenido durante el rodaje de Nieva en Benidorm, una obra a la que ya ha dado su última vuelta de manivela que reconoce que es “rara porque nunca he empezado una película que vaya evolucionando. En los tres meses que llevo aquí, la realidad que he visto cada día me ha roto los esquemas y me ha ido descubriendo cosas, como que la gente está contenta, y que hay un colectivo de la tercera edad, tanto en la comunidad británica como en la española, que se siente seguro y poderoso”, afirma la directora y guionista catalana, que admite que, como llevaba soñando mucho tiempo con Nieve…”me ha costado adaptarme a ese sueño y a esta realidad».

Con actores foráneos – Timothy Spall, Sarita Choudhury y Edgar Vittorino– y de casa –Carmen Machi, Ana Torrent y Pedro Casablanc– ; en inglés y español; con un presupuesto de 4,4 millones de euros; y, por tercera vez, con el respaldo de los hermanos Almodóvar, Coixet, cámara en mano, ha llevado a imágenes la historia de un antihéroe asocial, metódico, riguroso y obsesionado con las nubes que, tras perder su empleo, no sabe qué hacer con su vida y decide ir a ver a su hermano a Benidorm. No le encuentra, pero conoce a la mujer que trabaja en el club de burlesque que tiene su hermano, que ha desaparecido. Y por esta mujer, “una combinación de la Linda Fiorentino de La última seducción y Monica Vitti” se siente fascinado. La poeta estadounidense Sylvia Plath, que vivió unos meses en la localidad alicantina a mediados de los 50 –”cuando lo leí pensé que era un error”, dice Coixet– también aparece en esta película “neo-noir”.

Foto: ©Quadrovision – Toni Alcalá

Doble embrión

La historia de Nieva en Benidorm comenzó hace tiempo. El embrión fue doble. Primero fue un encargo que le hicieron a Coixet, Liv Ullman y Claire Denis: escribir un guion sobre la figura de la mujer fatal para confeccionar una trilogía que no llegó a buen puerto. “Se me ocurrió deconstruir ese mito y crear a esta Linda Fiorentino-Monica Vitti, a una mujer que no aspira a tener pareja ni a vivir una historia de amor, sino que acepta las cosas como vienen”, relata a un grupo de periodistas la cineasta, a quien un documental sobre la degradación de la costa trajo por primera vez a Benidorm. “Me vine a investigar, y cuando vi esas dos bahías, con un cabo en medio, el mundo ingles y el español, que se tocan pero no se cruzan, los edificios…me fascinó. Luego fui a muchos clubes. La primera vez que oí hablar de acrobacias vaginales fue aquí, vi a la famosa Vicky Leyton, a Carmen Snake –sale en el filme–. Descubrí un mundo en el que ocurren cosas como que un taxista de Yorkshire quiera ser una drag queen y monte un club”.

Y en el Benidorm del 2020, que poco tiene que ver con el pueblecito de pescadores en la costa de Valencia de mediados de los 50 –”he hablado con muchos urbanistas que dicen que esto es mucho mejor, aunque también he hablado con gente nacida aquí que abomina del Benidorm actual”–, también ha descubierto sitios «en los que «se come muy bien y donde no entra ni un turista», indica la cineasta, que en la cinta incluye «pullas antibrexit y antibritish. Los británicos son de los más racistas de Europa. Llevan toda la vida aquí y no han pronunciado una palabra en español”.

La Muralla Roja de Calpe, emblemático edificio creado por Ricardo Bofill en 1973 que es objeto de deseo para los instagramers, hizo desistir a Coixet de filmar en blanco y negro esta cinta que cuenta con una estructura que ya ha utilizado varias veces. “Una persona que ha llevado una vida ordenada, metódica y razonable pero que descubre, por algo que ocurre, otro mundo, empieza otra vida y eso también trae los problemas”. Entre las novedades, una coreografía creada por Blanca Li de cuatro minutos, advierte la autora de esta película rodada desde el punto de vista «de un hombre» sobre la posibilidad de que las cosas más improbables ocurran. De ahí su título. “Hace tres años nevó en Benidorm, y en las cumbres de las montañas de esta localidad había nieve hace unos días. Además, hay un personaje que está obsesionado con el clima…”, apunta Coixet.

Foto: ©Zoe Sala Coixet – El Deseo

Romanticismo y melancolía atípicos

“La Disneylandia para la Tercera Edad”, en palabras de la directora de arte del filme,  Uxua Castelló, es el marco en el que se mueven Timothy Spall y Sarita Choudhury, buena amiga de Isabel Coixet con la que trabajó en Aprendiendo a conducir. De padres ingleses, Choudhury, que nació en Jamaica, se crió en India y vive en NuevaYork, reconoció que cuando la directora le envió el guion le dijo ‘no vas a querer hacerla’. “Lo leí y le dije: no quiero hacerla. Pero después de tomarme un café con ella recordé que es un genio y tiene mucho sentido del humor, y acepté”, afirmó.

Actor fetiche de Mike Leigh, al británico Timothy Spall le costó 10 minutos aceptar meterse en la piel de un personaje “que no es el típico visitante de Benidorm. Es un tipo seco y aficionado a sacar fotos de las nubes”.

Nieva en Benidorm, cuyo estreno está previsto en noviembre y la intención es presentarla en el Festival de Venecia, es la tercera producción que Coixet hace con El Deseo –Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras–. “Isabel tiene una mirada, un mundo y una sensibilidad propia, que es lo que buscamos en el cine de autor. Es un guion con un romanticismo y una melancolía muy especiales”, declaró Agustín Almodóvar.

Foto: ©Zoe Sala Coixet – El Deseo

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