Las coproducciones españolas de Zinemaldia 2021

Por Enrique Aparicio · 24 septiembre, 2021

Zabaltegi-Tabakalera, Horizontes latinos y New directors. Tres importantes secciones paralelas de Zinemaldia cuenta con una coproducción española. De un viaje imaginado a la sombra de Colón a un accidente laboral en Turquía, pasando por un lago con monstruo encantado, las historia apoyadas por varios países demuestran su fuerza en San Sebastián

Elen transportan a morte

Samuel M. Delgado y Helena Girón debutan en el largometraje con una aventura minimalista en torno a la expedición de Cristóbal Colón. “La película surge de la necesidad de pensar en cómo los mitos y la historia afectan a nuestra identidad como individuos, y también como sociedad”, explican. “Buscamos crear una memoria de los desheredados. Como no encontramos referentes en la historia oficial, tenemos que imaginarlos para que existan”.

En la cinta, tres condenados a galeras escapan de una de las carabelas a su paso por las Islas Canarias, desde donde intentarán volver a casa con una de las velas de las embarcaciones, que han robado. “Durante el desarrollo del proyecto dedicamos mucho tiempo a la documentación, sobre todo a partir de tesis que trabajaban con el Archivo de Indias y de autores como Silvia Federicci, Carlo Ginzburg o Carmelo Lisón de Tolosana. Pero cuando empezamos a escribir la película nos obligamos a olvidar toda esa documentación para que, por la criba de la memoria, solo permaneciera en nosotros aquello que realmente nos emocionaba”.

La contemplativa cinta escapa al tiempo y al espacio donde se desarrolla: “nunca quisimos hacer una película historicista que recrease un tiempo concreto, sino una película que evocara un tiempo pretérito y que jugara con la dualidad entre el tiempo histórico y el tiempo geológico para vincular estos mitos con nuestro presente y sentirlos tan cercanos como realmente están”, confiesan lo autores. Para ello, trabajaros con materiales de distintas naturalezas: “la puesta en escena de ficción (que alude a la ficción histórica cargada de épica), las imágenes rodadas por nosotros de forma autónoma y reveladas artesanalmente que corresponden a un registro más documental (las necrópolis, la momia o los petroglifos aborígenes entre otras) y las imágenes de archivo que corresponden a Alba de América de Juan de Orduña (1951) una superproducción franquista sobre el viaje de Colón”.

La cinta, que oportunamente contiene imágenes de la erupción del Teneguía filmadas por José Antonio Vías Torres en 1971, huye de la verdad histórica para generar una propuesta desde la pantalla. “Nos emociona el poder del cine para crear revelaciones y hacer que existan los milagros. Nos emocionan las películas que tienen gestos emancipadores”, explicanDelgado y Girón. “Durante el proceso de escritura de la película, todo nos abocaba a escribir una tragedia. Pero nos parecía que no tenía sentido narrar una derrota, no era la sensación que queríamos compartir al terminar de ver nuestra película. Así que decidimos que, a pesar de que la historia sería inevitablemente trágica, debíamos darle una victoria a la imaginación”.

Esta coproducción entre España y Colombia fue seleccionada en Ikusmira Berriak en el Festival de San Sebastián en 2017, y sus autores son docentes en la Elías Querejeta Zine Eskola, así que vivirán el paso de la cinta por Zinemaldia –donde está programada en Zabaltegi-Tabakalera– como “una ocasión de compartir la película en un sitio que nos ha acogido y apoyado de forma muy especial. También somos conscientes de la importancia que tiene participar en el festival de cara al estreno en salas comerciales y nos alegra muchísimo poder contar con este apoyo”.

Piedra noche

Las profundidades de un lago pueden esconder monstruos fantásticos y los más íntimos traumas. Iván Fund se sumerge en las oscuras aguas de Piedra noche, que llega a la sección de Horizontes latinos de Zinemaldia después de pasar por su Work in Progress. Fund conocía el guion de Santiago Loza, pero “pasaron muchos años hasta que finalmente pude darle curso a la película y para entonces se me hizo evidente que la manera de transitarla era desde ahí, convirtiendo aquel rasgo fantástico en un catalizador y marco formal que envuelva la historia y acompañe a los personajes, sobre el cual la tragedia gravitara”.

El inexplicable monstruo que parece seguir a los personajes, unos padres que afrontan el duelo por la pérdida de su hijo, “expone nuestra relación con la mirada de la infancia y desde allí con ese cine que me hizo enamorarme del cine y con el que me reencuentro cada vez. La cinta está conectada directamente con lo que representa para mí el cine como experiencia, tal vez la disciplina poseedora del atajo más directo a la empatía y a la posibilidad de despertar nuestro asombro y ejercitar la creencia. Nos salva y devuelve la realidad en un mismo trazo”, explica.

¿Puede ser la fantasía últil para asumir la realidad? “Por un lado, como dice Ballard en el prólogo de Crash: el método más prudente y eficaz para afrontar el mundo que nos rodea es considerarlo completamente ficticio… Pero, por otra parte, cuando decimos ficción yo comulgo con la definición que da Juan José Saer en su concepto de  ficción: que la verdad no es necesariamente lo contrario a la ficción”, detalla Fund. “La ficción es un tratamiento específico del mundo, inseparable de lo que trata… la ficción es el medio más apropiado para tratar las relaciones complejas de lo falso y lo verdadero”.

Para esta historia, apoyada por productoras de Argentina, Chile y España, la coproducción “ha sido determinante. Tan simple y llano como que sin la colaboración y apoyo de los coproductores probablemente hoy no estaríamos hablando de la película. Hizo posible no solo que la película pueda materialmente tener más herramientas sino que ha posibilitado un marco de maduración del proyecto y su crecimiento”.

¿Qué espera Iván Fund del paso por Donosti de Piedra noche? “Esperamos que la gente adore la película, que nos llevemos todos los premios y que la vendamos a mil territorios, y consigamos productores y abundantes apoyos para seguir filmando”, bromea. “Pero como esto es tal vez pedir demasiado, no podemos más que celebrar y agradecer el privilegio enorme que es hoy poder ver las películas nuevamente en las salas y cruzarse con colegas y amigos a hablar de cine, que surjan proyectos que nos hablen de un futuro posible”.

Between two dawns

En la óper prima de Salman Nacar, Between two dawns, la cámara sigue a Kadir, el joven y enamorado hijo del patrón de una fábrica turca donde ocurre un accidente laboral. El personaje, que se debatirá entre su moral personal y la colectiva, apareció en un guion anterior que Nacar no llegó a desarrollar: “me interesó mucho este personaje y abandoné la otra historia para centrarme en él. Escribí un relato de 15 o 20 páginas sobre su pasado, y me resultó muy emocionante”, explica.

El cineasta confiesa sentirse absorbido por la historia. “Me sumerjo tanto en ellas que la gente piensa que son autobiográficas”, comenta divertido. En este caso, la seguridad en el trabajo y la asunción de los errores son la clave de la trama. “No creo que el cine sea un medio para responder a las cuestiones de la sociedad, sino que debe provocar esas preguntas en el espectador”, reflexiona. “Si lo consigue, el cine es capaz de tener un efecto profundo, no una respuesta superficial”.

En Between two dawns, el dispositivo cinematográfico también acompaña las intenciones de reflexión. “Toda la película está rodada a tima única. Por eso, la puesta en escena ya formaba parte del montaje. El director de fotografía y yo trabajamos pormenorizadamente cómo se iba a filmar cada secuencia, porque sabíamos que después no tendríamos cortes”.

En una cinta que efectivamente transcurre entre dos amaneceres, el tiempo es clave. “Quise plasmar esa sensación de acompañar a alguien durante 24 horas. Quise separar muy bien los momentos en los que Kadir está solo y los que está acompañado. Añadiendo planos de lo que hace antes y después de enfrentarse a los demás permite conocer mejor su psicología Ser testigos de sus motivaciones “refleja la tensión entre sus principios morales y los de los demás”.

Francia, Rumanía y España acompañan a Turquía en esta coproducción, que ya pasó por San Sebastián como Work In Progress. “Contar con varios países respaldando la producción nos indicaba que esta historia es universal”, celebra Nacar. “Además contamos con un equipo internacional, y eso definitivamente tiene un impacto en el resultado creativo. Unir fuerzas ha sido fundamental para un rodaje que tuvo que atravesar las dificultades de la pandemia y sus distintas regulaciones”.

En la cinta, “como en la vida real”, Nacar pretende “mostrar la historia de personas que se mueven en una escala de grises, en mitad de un mundo que cada vez tiende más al blanco y negro”. El pase en Zinemaldia (dentro de la sección New Directors) significa “la primera vez que mostramos la película al público, lo que culmina dos años de trabajo”. Será el público, como siempre, quien “responda las preguntas que el cine plantea”.

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