Zabaltegi-Tabakalera impulsa el cine español más arriesgado

Por Enrique Aparicio · 27 septiembre, 2023

Dos cortometrajes, un mediometraje y tres largometrajes conforman la participación nacional en la sección más diversa de Zinemaldia

Es la sección competitiva más abierta del Festival de San Sebastián, donde no hay normas ni limitaciones de estilo o tiempo: cortos, medios, largos, ficciones, no ficciones, animaciones, series, instalaciones audiovisuales, descubrimientos de futuro y clásicos contemporáneos inéditos en España pueden formar parte de ella. Zabaltegi-Tabakalera vuelve a proponer una constelación de creaciones fílmicas que apuestan por el riesgo y por la exploración del lenguaje audiovisual. La 71 edición del certamen acoge en este apartado la proyección de dos cortometrajes, un mediometraje y tres largometrajes con presencia española.

Antier noche

La ópera prima de Alberto Martín Menacho es una cinta que se mueve entre la ficción y el documental, división que para su autor “nunca ha tenido sentido” porque, citando a Chantal Akerman “una buena ficción siempre tiene documental en ella, y un buen documental siempre tiene ficción en él”. Desde un pequeño pueblo del campo extremeño, el cineasta se sitúa como “nieto de aquellas personas que crearon en mí un imaginario rural, y me enseñaron palabras diferentes a las que escuchaba en mi colegio”.

La exploración de ese pueblo donde ya había rodado dos cortometrajes le ofreció el descubrimiento de Juan Francisco, que pasó a ser “el niño protagonista de la película en los primeros minutos de su casting; fue revelador sentir que era él y que no teníamos duda alguna”, aunque en el guion la cinta la protagonizaba una niña. A partir de ahí, el cineasta se ha dejado llevar por “la intuición, en la que confío en la mayoría de las decisiones, porque no sé hacerlo de otro modo”.

El resultado es es una película contemplativa que activa esas historias en apariencia menores pero profundamente cinematográficas. Su selección en Zinemaldia es “un regalo que recibimos con gran ilusión, al igual que aporta confianza al trabajo que hemos hecho”. Martín considera que es “un valiente gesto por parte del festival hacia nuestra pequeña historia de pueblo”. Lo que llegue después está por ver.

Aunque es de noche

La Cañada Real es la ubicación elegida por Guillermo García López, que muestra este cortometraje en Zinemaldia después de su paso por Cannes. Una “Torre de Babel”, un espacio “límite, al margen y a punto de desvanecerse, donde la realidad responde a leyes y lógicas propias” que le interesó por la vitalidad de sus habitantes, por su “luz, pese a que las familias lleven ya tres años viviendo en la oscuridad, privadas de suministro eléctrico”.

La necesidad de captar imágenes propias con un teléfono móvil es el motor del niño protagonista, que tiene que lidiar con que su mejor amigo se va del país. “Me interesaba que los personajes hicieran sus propias imágenes, con su propio gesto fílmico, y ponerlas a dialogar con las mías”, reflexiona, por que “la mirada de los niños puede ofrecer unas imágenes muy distintas a las que hemos visto de La Cañada”. Estas imágenes del móvil, y “el móvil en sí como objeto”, están directamente relacionadas con “el corazón emocional de la película: son lo que conectan a Toni, el protagonista, con su mejor amigo y con el mundo que se desvanece y que está perdiendo”.

Participar en San Sebastián es algo que García López valora mucho, por ser “un festival que ha creado un ecosistema que considero valiosísimo para el cine del futuro, que piensa en el cine y en cómo expandir sus límites”; especialmente formando parte de Zabaltegi, que representa en cine en el que cree, un “diálogo entre diferentes puntos de vista, metrajes, formatos, en vez de compartimentarlos”.

Contadores

Irati Gorostidi presenta un cortometraje, Contadores, que recrea la organización obrera de una fábrica –precisamente de contadores de la luz– en los años de la Transición. Se trata del resultado de “una investigación que inicié años atrás en la que se han basado mis proyectos recientes. El punto de partida fue el descubrimiento de las fotografías de una comunidad que se instaló en un valle navarro”, que puso en duda “la idea que yo tenía de ese momento histórico”.

La materialidad, los objetos de esa lucha y el tiempo preciso para emplearlos cobran protagonismo: vemos a “trabajadoras y trabajadores imprimiendo un panfleto en un apartamento en el que conviven. Emplean una multicopista que se conocía como vietnamita, al parecer porque la usaba el Viet Cong, y se caracterizaba por ser un dispositivo muy fácil de construir, de transportar y de esconder”. Para grabar la secuencia “fue necesario aprender cómo funcionaba, reproducir el sistema e investigar en profundidad sobre sus usos, todo esto sirvió para entender el momento histórico de una forma imposible de alcanzar con la pura investigación teórica, visitando archivos o haciendo entrevistas”.

Ilusionada por formar parte de Zinemaldia con este trabajo, para Gorostidi “Zabaltegi es una sección que siempre he seguido con mucho interés”. Cree que “será un momento de compartir y celebrar con todo el equipo y con muchas personas queridas. Ese tipo de proyecciones son un regalo”.

Inside the yellow cocoon shell

El cineasta vietnamita Thien An Pham se hizo con la Cámara de Oro en Cannes con esta historia, una coproducción internacional con participación de la productora catalana Fasten Films. El galardón, que premia el mejor debut en la dirección entre todos los trabajos presentados en el certamen –participó en la Quincena de Realizadores–, afianza la proyección internacional del realizador, a la que suma ahora su presencia en San Sebastián.

Antes, su cortometraje The Mute (2018) se presentó en los festivales de Palm Springs, Tampere o Uppsala. Dirigió a continuación Stay Awake, Be Ready (2019), que obtuvo el premio Illy en Cannes y fue distinguido como mejor cortometraje extranjero en la sección Punto de Encuentro del Festival de Valladolid.

Con el título original de Bên trong vỏ kén vàng, la trama narra el regreso de un hombre a su pueblo en el Vietnam rural acompañando a su sobrino de cinco años tras la muerte de la madre de este, cuyo cadáver también debe hacer llegar con ellos al destino.

Mamántula

El mediometraje que ha llevado a Ion de Sosa hasta Zinemaldia es para el cineasta “un thriller fantástico: se ciñe a una estructura y a un contenido muy similares a un capítulo de Expediente X, de Rex, un policía diferente, de Colombo… o de cualquier teleserie de episodios autoconclusivos de policías”. Sin embargo, está por ver si el público puede definir tan claramente este artefacto en el que una araña del espacio exterior se transforma en hombre para alimentarse de otros a través de felaciones.

La criatura, una “mezcla de Hannibal Lecter, Frankenstein y las Tortugas Ninja”, comete esos asesinatos “porque no conoce nuestro código moral”, explica. Una mezcla, la de sexo y peligro, que ya han explorado algunos clásicos del cine gay como A la caza (Cruising), del recientemente fallecido William Friedkin. Eran los tiempos de la pandemia del SIDA y “la comunidad gay, en aquel momento más estigmatizada, planteaba que esa película les hacía un flaco favor dando cuenta de esos crímenes en un ambiente para muchos oculto”, explica De Sosa, que añade más ingredientes: “Mamántula no existiría sin Cruising, sin Possession, sin Under the skin ni sin L’incunnu du lac”.

¿Cómo responderán los espectadores ante los penes en erección que aparecen en su obra? “Creo que hay pudor y puritanismo, y también desnaturalización y machismo a la hora de retratar los genitales masculinos en el cine”, desarrolla el creador. “Se tiende a erotizar al hombre de torso para arriba, pero no se suelen exponer sus genitales de esa forma”. A la hora de la filmación, descubrió que “mientras lo hiciésemos de una forma natural, poética y estéticamente certera, no íbamos a errar”.

Su selección en Zabaltegi llena a De Sosa de palabras de agradecimiento. “Una sección diversa donde se exhiben películas fuera de la norma y donde no se tiene en cuenta la duración”. Cree que les va a traer “cosas muy positivas en cuanto a visibilidad, ulteriores proyecciones, contacto con el público, ventas y buena prensa”.

Orlando, mi biografía política

Paul B. Preciado leyó Orlando, de Virginia Woolf, “cuando era adolescente, en un instituto de Burgos” y fue “un auténtico shock”. Era un momento en el que no se definía “como trans, puesto que la existencia política de una persona trans me era completamente desconocida en aquel momento, a mediados de los años ochenta”. Algo de luz se coló entonces en su existencia: “mi vida trans no era posible en la realidad, pero curiosamente lo era en la ficción. Si Orlando existía, había esperanza”.

Cuando al filósofo burgalés, intelectual sobradamente reconocido en el mundo, le ofrecieron hacer una película autobiográfica, entendió que adaptar Orlando como una experiencia colectiva de personas trans era el mejor acercamiento que podía acometer. “Mi vida ha estado marcada por la disidencia de género y sexual”, explica, “y, por supuesto, no sería posible sin una larga tradición de resistencia política que me ha precedido. Ninguna biografía es individual”. El resultado contiene imágenes de archivo, narración con voz en off y las historias múltiples de hasta 25 Orlandos.

Cada uno de ellos “habla al mismo tiempo con su propia voz y con la voz que Virignia Woolf dio a su criatura literario. Lo más importante para mí era encontrar un lenguaje visual distinto del que habitualmente se usa para representar a las personas trans, alejarme de la imagen objetivante, medicalizada, victimizante, en realidad, tremendamente violenta, con la que se suele representar a las personas trans o no binarias en el cine”.

La cinta ha estado presente en diversos certámenes, como la Berlinale, Telluride o Toronto, e irá a también al festival de cine de Nueva York. Para Preciado, “era importante que viniera a San Sebastían, en un contexto político marcado por el resurgimiento de lenguajes de extrema derecha”. Por eso valora “mucho el equipo de curadores del festival y me resulta entrañable volver a San Sebastián, pero esta vez no con un libro sino con una película”.

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