Se conocen “hace muchos años”, trabajaron juntos en la miniserie La Regenta y ambos han vivido en su piel estar al frente de la Academia de Cine desde la presidencia. Una complicidad que Aitana Sánchez-Gijón, Goya de Honor 2025, y Fernando Méndez-Leite, dejaron patente este jueves en la institución, en un encuentro con el público, donde la actriz repasó toda su trayectoria, aquella que le ha hecho merecedora del reconocimiento honorífico de los Goya.
“Uno va pasando por distintos estados de ánimo, la bronca a Fernando, la aceptación, el gran vértigo, el mirar atrás y hacer balance de toda tu vida”, confesó sobre las distintas emociones que ha experimentado desde que le comunicaron la noticia, de las que se queda con el agradecimiento: “Si habéis decidido que así sea, yo no tengo más que agradecerlo”, apostilló.
Casi 40 años de carrera cinematográfica avalan a la intérprete, que ha compatibilizado la gran pantalla con sus extraordinarios trabajos en la escena y con populares personajes en series de televisión. De sus inicios, que pasaron por programas de televisión española y talleres de teatro, señaló el papel fundamental de su “maestra” Alicia Hermida, que le introdujo en el grupo de teatro La Barraca y que hizo que con 11 años “tuviera clarísimo que me iba a dedicar a esto”.
Unos comienzos donde también fue clave la serie Segunda enseñanza, en cuyo cásting coincidió por primera vez con una de sus grandes amigas de la profesión, Maribel Verdú. “Vivía en el sitio correcto, una urbanización donde mucha gente trabajaba en televisión y un amigo de mi padre le contó que Pedro Masó estaba haciendo pruebas y que como yo quería ser actriz fuera a probar suerte”, recordó Sánchez-Gijón, que debutó en el cine el mismo año, en 1986, de la mano de José María Forqué en Romanza Final.
“Enseguida me enrolé con directores que estaban irrumpiendo con mucha fuerza”, explicó en alusión a Fernando Colomo, Manuel Gómez Pereira, y Pilar Miró, con los que trabajó en títulos como Bajarse al moro, Boca a boca y El pájaro de la felicidad.
Y con 26 años le llegó un papel con el que había fantaseado desde que estudió Literatura comparada en la carrera de Filología, el de Ana Ozores, en la serie La Regenta, dirigida por Méndez-Leite. Un rodaje del que ambos compartieron numerosas y divertidas anécdotas con los asistentes al encuentro, entre ellas que la actriz se tuvo que escapar del set para hacer las pruebas en Hollywood de Un paseo por las nubes.
Personajes femeninos muy interesantes
Aitana Sánchez-Gijón logró la Concha de Plata a la Mejor actriz del Festival de San Sebastián por Volavérunt, de Bigas Luna, y su primera nominación a los premios Goya por Madres paralelas, de Pedro Almodóvar. Dos directores, de los que la intérprete destacó, al igual que de Gonzalo Suárez, con el que rodó en Remando al viento, que “han inventado universos propios”.
“Entrar en el universo de Bigas y en sus películas más poéticas fue una experiencia cinematográfica y personal brutal”, aseguró la protagonista de La camarera del Titanic, que contó sobre el realizador que “se convirtió en un amigo real, alguien muy familiar”.
Mirando atrás a todos esos títulos, considera que le tocó “hacer personajes femeninos muy interesantes” y mujeres modernas, como la reportera de La ley de la frontera, de Adolfo Aristarain. “A partir de los 35 me ofrecían cada vez menos cosas y menos interesantes. Tuve un vacío de cine Y gracias al teatro y a la televisión mi autoestima como actriz no solo se vino abajo, sino que subió. Los últimos 20 años he hecho teatro constantemente”, desgranó.
Sobre la vinculación y las diferencias que encuentra entre la pantalla y las tablas también se pronunció Sánchez-Gijón, que parte del mismo lugar a la hora de “afrontar el estudio del personaje, el alma, lo que le pasa, lo que siente y dotarlos de vida”, pero matizó que “técnicamente son cosas distintas. En teatro como estás en plano general todo el tiempo tienes que tener un lenguaje corporal que entiendan hasta en la última fila. En el cine, es el primer plano, el destello de los ojos, la mirada. El teatro te da unas herramientas infinitas, cada función es ¿qué va a pasar hoy? y lo tienes que transitar como si fuera lo más normal del mundo y eso te da reflejos para aplicarlo en el cine porque estás preparado para lo que te echen”.
El sentido del humor del que hicieron gala en esta charla hacía inevitable preguntarse por la faceta cómica de la actriz, a la que el público asocia más al drama. “He hecho más comedia de lo que pienso. Me gusta mucho y siempre he tenido el complejo de no ser muy graciosa. Nunca he tenido esa vis cómica que tienen actores que con solo entrar a la habitación estás predispuesto a la risa, pero cuando me toca hacer comedia lo que hago es tomármela muy en serio, es todo cuestión de tempo”, desveló.
Sánchez-Gijón fue la primera mujer en presidir la Academia de Cine (entre 1998 y 2000) y Méndez-Leite no se olvidó de reivindicar los logros en esa etapa del próximo Goya de Honor, que incluyen la concesión de la sede que hoy tiene la institución en la calle Zurbano, gracias a las reuniones con Patrimonio Nacional y el Ministerio de Cultura.
“Fue algo importante porque abrió la posibilidad de que este fuera un lugar de encuentro y de actividades en torno al cine”, rememoró la actriz, que también vivió como presidenta la primera vez que los Goya salieron de Madrid. El próximo 8 de febrero, con los Goya de nuevo fuera de la capital, la actriz recogerá el cariño y el homenaje de los compañeros de profesión en forma de Goya de Honor 2025.