Isabel Coixet y las cosas que nadie nunca le dijo

Por Chusa L. Monjas · Fotografías de Gari Garaialde · 19 septiembre, 2020

La directora, guionista y productora catalana recibe el Premio Nacional de Cine 2020 y dedica su discurso “a los que empiezan en el cine y en la vida”

Pregúntate por qué quieres hacer cine; lee, pregunta, escucha, observa y mira; no pierdas el tiempo en criticar a los que están consiguiendo tu sueño antes que tú, ni en quejarte de lo difícil que es todo; respeta a todos los miembros del equipo, todos están ahí para que tú puedas realizar tu sueño; tu deber es hacer la mejor película que puedas y sientas. Quizás es para menos gente de lo que creías o deseabas. No pasa nada. Hay alguien allá afuera que conectará con ella; en el cine nunca, nunca, nunca hay garantías. Comete siempre tus propios errores; la falta de dinero, equipo, presupuesto nunca puede ser una excusa. Adáptate. Vivimos en una ola de incertidumbre como pocas veces se ha visto en la historia de la humanidad. A falta de certezas, abraza la niebla. No queda otra. La niebla.

Isabel Coixet enumeró las cosas que le hubiera gustado que alguien le contara antes de empezar en el cine “y en la vida”, minutos antes de recibir de manos del ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, el Premio Nacional de Cinematografía 2020. Un acto que tuvo lugar en la sala del centro Tabakalera de San Sebastián, donde la directora, guionista y productora catalana, que como todos los invitados al evento lució una mascarilla con el mensaje ‘El cine es un lugar seguro. Yo voy al cine’, dio las gracias “a todos los que habéis decidido premiarme. Soy de esas personas imposibles que cuando no les dan un premio piensan que no se lo merecen, y cuando se lo dan también”.

En once puntos resumió Coixet –en realidad fueron doce, el último dedicado a las mujeres cineastas– su personal decálogo para los que quieren dedicarse al cine. Bautizado como una de sus más conocidas películas, Coixet indicó que cada uno se tiene que construir su punto de vista “viendo cine, leyendo, soñando, yendo a espectáculos de danza o entrando en un bar y escuchando a los parroquianos que comen anchoas mientras interpelan al televisor”, y que es fundamental “fijarse en cómo la vida se desenvuelve ante ti. Eres una cámara. No le tengas nunca miedo a la cámara. Haz de ella tu prolongación. O haz de ti la suya”.

Recordó la premiada que dirigir películas no era fácil, y que tres décadas atrás, “a pocos metros de aquí”, destrozaron su ópera prima. “Cada crítica era más sangrienta que la anterior. Pasaron siete años hasta que pude hacer la segunda. Me hubiera gustado decirle a esa chica que se deshidrató llorando que los festivales de cine, además de lugares donde descubrir películas, son las plazas de toros donde torean los egos de los directores, de los productores, de los actores y de los directores de festivales”. Y un aviso importante: “si tienes un ego pequeño y frágil, como yo, tarde o temprano sufrirás. Escuece, pero nada que sumergirte en un nuevo proyecto no pueda curar. No te va a querer todo el mundo: grábate eso en la cabeza”, subrayó la cineasta, que dejó muy claro que un set de rodaje “no es un lugar para volcar tus frustraciones. Ven llorado, meado y psicoanalizado de casa”.

Abrazar la niebla

No tener nunca miedo a decir lo que piensas o a decir que no sabes qué pensar –“los directores no somos políticos ni mesías ni epidemiólogos. Tu discurso está en lo que haces”– fue otra de las sugerencias de la genuina directora, para quien una película es “un encuentro de tu mirada con la del espectador. Una película no puede ser el espejo de tu vanidad. Es un espejo a compartir con dos o con 200 000 espectadores. A veces, querer llegar a dos millones puede hacer que te quedes sin nadie. Y no hay nada más triste que hacer películas para nadie. Tú incluido”, destacó.

Reconocida con siete Premios Goya, Coixet indicó que si no te gustan los actores, les temes o son un obstáculo inevitable, “reconsidera” si te quieres dedicar a esta profesión. Para ella es fácil “porque me enamoro de ellos”, apostilló la autora de La librería, que también aconsejó “reírse” cuando cuestionen tu papel en la sociedad.

Especial protagonismo dio a sus colegas cineastas, a las que dio una mala noticia –“todo lo que he apuntado lo tendréis que multiplicar por mil, tendréis que observar mil veces más, tendréis que fijaos más, que esforzaros más, que ser mil veces más fuertes, estar mil veces más serenas, más centradas, más curtidas. Os insinuarán una y mil veces que todo lo que obtenéis es por ser mujeres y perversamente los obstáculos que os pondrán serán por serlo“; y otra buena: “en los últimos años siento que hay un interés real por nuestra mirada, por nuestra manera de filmar y de estar en el mundo. Recordad siempre a las que han abierto camino. Nunca os creáis la última coca-cola en el desierto, el último huevo duro del picnic. Si queréis rezar a alguien, rezad a Agnès Varda. Ayudaos todo lo que podáis entre vosotras, esa es hoy por hoy nuestra mayor responsabilidad”, manifestó la profesional catalana, que prometió su apoyo “hasta que llegue un día en que no haga falta. Hasta ese día, abracemos juntas la niebla”.

El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, desglosó la biografía y filmografía de Coixet, a la que dio las gracias “por crear mundos que nos ayudan a superar abismos”, y piropeó “por lo bien que eliges los títulos de tus películas”.

Representantes del mundo del cine, la cultura e instituciones asistieron a la entrega del galardón a la directora de Nieva en Benidorm, “un miembro más de mi familia y un referente” para Elena Trapé, y a quién le “explotó la cabeza” cuando vio Cosas que nunca te dije. “¡Una cineasta rodando una película indie en Estados Unidos! A mí me abrió un camino, y esto es importante”, declaró la cineasta y fan de una directora “con una mirada personal y reconocible”.

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