Alejandro Amenábar: “Mirar al pasado es fundamental en la sociedad y en el cine”

Por María Gil · 24 septiembre, 2021

Presenta su primera serie, La fortuna, en la sección oficial de San Sebastián fuera de concurso; una aventura de cazatesoros, abogados, políticos y diplomáticos, donde reivindica a los funcionarios.

La atracción que ejerce un tesoro en la naturaleza humana es universal. Y eso incluye a Alejandro Amenábar, que estampa por primera vez su firma en una serie original para reflexionar sobre todas las implicaciones que rodean este tipo de descubrimientos. “Significa algo más que un montón de oro”, apunta el cineasta, que hace una defensa rotunda del patrimonio, el legado y la memoria de nuestro país. En La fortuna sigue al joven e inexperto diplomático Álex Ventura, encarnado por Álvaro Mel, en su misión de recuperar el tesoro submarino robado por Frank Wild (Stanley Tucci), que recorre el mundo saqueando las profundidades del mar. Ana Polvorosa, Clarke Peters, T´Nia Miller y Karra Elejalde también figuran en el reparto de esta superproducción rodada en dos continentes, que se estrena el 30 de septiembre, tras su paso por el festival. Proclive a identificarse con los protagonistas de sus películas, el autor de Mientras dure la guerra va un paso más allá con el de esta historia. “Tiene esa experiencia en el extranjero, ese viaje a Estados Unidos, que es algo que yo he vivido”, expone Amenábar sobre un personaje con el que, curiosamente, también comparte nombre.

 

¿Qué tenía el cómic El tesoro del cisne negro que le movió a llevarlo al audiovisual?
Me di cuenta que conectaba muchísimo con el material. Había aventura, una historia de amor, una dimensión ética y dos mundos en los que me parecía que podía profundizar a la hora de retratar: que son el anglosajón y el español o mediterráneo y latino. Y había un tesoro. Es maravilloso poder rodar la historia de un tesoro.

El cómic se basa en el caso real con la empresa Odyssey y la fragata Nuestra señora de las Mercedes ¿Cuánto hay en La fortuna de lo que sucedió realmente?
Decidimos distanciarnos del caso real y lo hemos hecho con un bufete de abogados porque lo último que queremos es problemas legales con personajes reales. Introdujimos todos los cambios necesarios para que la historia no se pudiera asociar con lo que pasó y evitar demandas. Hemos intentado ser fieles al espíritu del cómic, al personaje principal, que es el que interpreta Álvaro Mel, y poco más. Y en el resto nos sentíamos muy libres para contar la historia. Nunca me pensé en el caso real para hacer una ficción, lo que me interesó fue el cómic.

“Me considero animal de películas”

Con esta historia da el salto a las series. ¿Por qué le apetecía explorar este formato?
Fue a lo que llegamos, pero no el punto de partida. Yo de modo natural pensé en una película, siempre pienso que ahí se puede contar todo y para mí es el formato ideal porque me considero ‘animal de películas’. En cuanto nos pusimos a elaborar una escaleta, el guionista Alejandro Hernández y yo vimos que podía ser una serie de tres episodios, luego cuatro, y cuando quisimos darnos cuenta e intentamos profundizar más nos dimos cuenta de que nos encajaba perfectamente en un formato de seis episodios, que además a Movistar + le pareció perfecto.

En La fortuna se habla de la lucha por conservar el patrimonio histórico, de la dignidad de los fallecidos, de nuestros antepasados. ¿Le preocupa que se olvide nuestra historia?
Mirar el pasado es fundamental en la sociedad y en el cine. Llevo varias películas en las que miro al pasado porque de este se extraen lecciones para el futuro y porque es muy fácil encontrar las conexiones entre el presente y el pasado y entre el pasado y el futuro.

En el caso de un tesoro, que significa algo más que un montón de oro, que hablamos de patrimonio, de herencia cultural, me parece que ese discurso –que ya está apuntado en el cómic– tenía que estar en la serie. Y a ello se suma el tema de la memoria histórica, mirar hacia atrás sin miedo y buscar quienes fuimos y recuperar, por qué no, a aquellos que están enterrados en fosas comunes. La defensa de nuestra memoria histórica es importante.

¿En España hay una inquietud por conservar el patrimonio?
Somos muy descuidados para muchas cosas y eso se cuenta también en la serie. A veces somos torpes y hay cosas que nacen fruto de la improvisación y chapuzas. Yo no quería renunciar a esa España que a veces nos desconcierta a nosotros mismos.
Pero a veces las cosas se hacen bien y esta es una historia donde se cuenta como, con muchas vicisitudes, un grupo de funcionarios logra sacar adelante un proyecto y hacer las cosas bien. Son varias las instituciones que se implican en situaciones como estas y quería hacer un relato que honrara la labor de los funcionarios anónimos.

¿Sigue existiendo en nuestro país este sentimiento de inferioridad, que verbaliza uno de los personajes con un “hay que hacerlo como lo harían los estadounidenses”?
Probablemente. Somos muy dados a criticar y a denostar lo que hacemos y de pronto ficciones que están triunfando en todo el mundo son españolas, creo que debemos quitarnos el complejo de inferioridad.

 

Una aventura de despachos

Introduce muchas referencias a grandes descubridores de la historia, como Jacques-Yves Cousteau o Howard Carter. ¿De niño era fan de las historias de exploradores?
Yo era fan de historias de terror y es lo que se manifiesta en Tesis. Pero el cine llamado ‘de aventuras’ forma parte de tu infancia. Todo ese cine que mamé y que me gustaba de niño y de adolescente en los 80, de alguna manera está presente en la serie.

Hoy en día acceder a tesoros tiene mucho más que ver con la diplomacia y los tribunales que con ir a un lugar inhóspito y llegar donde nadie ha llegado antes. Desde una visión crítica actual, además, muchos de esos descubrimientos del siglo XIX serían considerados un expolio. ¿Se ha terminado las romantización de la exploración en la ficción?
Yo tengo un proyecto escrito desde hace varios años que habla de esa ‘exploración romántica’, cuando los exploradores se iban planteando el planeta casi por áreas, donde ya no quedaban más cosas que explorar. Es un proyecto que tengo dormido porque cuesta muchísimo dinero, pero creo que es uno de mis mejores guiones y todavía no pierdo la esperanza de algún día poder llevarlo a cabo. Porque es una aventura, por así decirlo, como las de antes. Y siento que La fortuna ha sido la manera de quitarme un poco la espinita porque es una aventura y un tesoro, pero resuelto a la manera de ahora, a través de oficinas, burócratas y juicios.

Lo que más se puede aproximar a ese tipo de exploraciones del siglo XIX es la aventura en el espacio, eso es lo que queda por explorar. El resto del planeta ya está muy visto y desgraciadamente en muchos casos demasiado expoliado.

“Quería hacer un relato que honrara la labor de los funcionarios anónimos”

¿Se ve dirigiendo una aventura espacial?
Sí, claro. Todo lo que tenga que ver con aventuras y viaje, a mí me interesa.

El personaje protagonista comparte su nombre y el del guionista. Esta es una historia de tres Alejandros.
Todos tendemos a identificarnos con los héroes o con las heroínas de las historias. Yo lo hago en mis películas y me identifico con Unamuno, con Hipatia…busco esa conexión, ver a través de sus ojos. En La fortuna fue muy fácil identificarme con Álex Ventura. Si le sumas que tiene esa experiencia en el extranjero, ese viaje a EE.UU., que es algo que yo también he vivido, se me hizo más fácil conectar con él. Durante parte de la serie Alejandro [Hernández] y yo decidimos cambiarle el nombre, para ayudar a la curva del personaje y Alejandro va evolucionando hasta convertirse en Álex.

Regresa a Donosti, después de competir hace dos años con Mientras dure la guerra. ¿Qué supone presentar La fortuna en este marco?
San Sebastián es el primer festival de cine al que acudí, antes de tener ninguna película. Me llevó José Luis Cuerda. Aquí sientes la pasión de la gente por el cine. Y el permitir la proyección de la serie del tirón, como si fuera una gigantesca película de cinco horas, resulta muy emocionante porque cuando haces una serie sabes que su destino final son todo tipo de pantallas, en los hogares, en el ordenador etc. Esta proyección ofrece la serie a un público masivo y permite esa comunión, algo por lo que siempre he apostado y por lo que defiendo las salas de cine.

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