Pequeñas dosis de talento

9 junio, 2015

La Academia reunió a cuatro ex alumnos de la ECAM para visionar algunos de los proyectos más premiados en los últimos años

La sesión se inauguró con las proyecciones de La noche de las ponchongas, de Roberto BuesoOscillation, de Dídac GimenoFirme usted aquí, de Rodrigo Zarza; y Los intrusos, de Jorge Juárez y Bárbara Morán. Con dos guionistas y dos directores en el escenario, el director de estudios de la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid) Ignacio Gutiérrez Solana propició una tarde de debate junto a los representantes de los cortometrajes —la guionista Paula Fabra, Dídac Gimeno, el coguionista Álvaro Icaza y Jorge Juárez, respectivamente—.

Reencuentros con sus compañeros, pero también con sus obras, vivieron los invitados a esta mesa redonda. Los jóvenes coincidieron en una idea general:  poder compartir su trabajo en pantalla grande y con el público, que muestra sus reacciones, es una experiencia muy bonita y por la que se sintieron contentos. “El visitando que hicimos en la cárcel de Navalcarnero fue muy divertido, los presos nos pitaron y fue estimulante ver a gente que no tiene pudor en decir lo que piensa”, recordó Juárez.

 

Conflicto de base

“Hay una lucha constante entre los alumnos y los profesores a la hora de realizar,” sentenció Gutiérrez. Entre risas, todos recordaron los buenos y malos momentos que tuvieron en cada proceso de creación de la historia. “La noche de las ponchongas tenía dos localizaciones que no eran necesarias para contar la historia. Si hubo 12 versiones de guión, hasta la décima tenía estas localizaciones aunque eran totalmente prescindibles para la película.” Su compañero Juárez coincidió con ella. “Bárbara Morán y la montadora querían cortar una escena que no servía para nada, en esos momentos yo sentía que conspiraban contra el corto. Fue muy terapéutico aprender a compartir.“ “Desde la dirección de la escuela tenemos asumido que este tipo de peleas son normales, forman parte de un proceso de evolución. Además, intentamos reproducir el funcionamiento de la industria”.

La idea de la lucha entre los miembros del equipo no se da en el rodaje siempre. “Yo fui el último en entrar al proyecto,” confesó Icaza, “porque la idea del cortometraje surgió del director de fotografía, y tanto el director como la guionista tenían visiones totalmente distintas que compartían la base. Mi función fue hacer un híbrido de las dos versiones.” En el caso de un filme no narrativo como Oscillation no tuvo tantos choques, ya que tanto director y guionista compartían una visión muy particular del cine. “Teníamos los mismos referentes, sobretodo películas de terror formalistas y experimentales. Queríamos que el libreto estuviera encaminado a transmitir imágenes y sensaciones.”

 

Fuera de la Escuela

Gutiérrez les pregunta a los ex alumnos, ahora con distancia, cómo fueron esos tres años en el centro. “Aunque estábamos sometidos a mucha presión, cuando acaba se añora la escuela,” dijo Gimeno, que aún sigue colaborando con la ECAM. “Mis compañeros me enseñaron a ver el cine con nuevos ojos, ese capital humano es una de las cosas más importantes,” comentó Icaza. Fabra se mostró de acuerdo con sus colegas, “El corto habla precisamente de eso, de acabar una etapa. De alguna manera era lo que nos pasaba al dejar la escuela, que salíamos a la selva y estábamos muertos de miedo, por eso contamos esa historia.” “La ilusión que había dentro, tanto a nivel personal como profesional, es algo difícil de encontrar fuera,” recalcó Juárez.

Añoran la carrera puesto que la industria audiovisual es complicada. Fabra aseveró esta idea: “Es un camino muy difícil, nadie viene a tu casa buscando directores y guionistas. En la escuela siempre teníamos un proyecto entre manos, pero ahora es complicado sacar tiempo para juntarse y sacar adelante una historia.” Otra de las problemáticas a las que se enfrentan los graduados es la financiación. “Al tener la ECAM unos medios tan privilegiados hace que las condiciones de rodaje sean buenas, fuera es todo más precario. Ahora es difícil poner en marcha un proyecto; pedir subvenciones y buscar financiación es un proceso lento,” aposilló Juárez.

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