Es de los que cuenta lo que no se ve y lo que queda dentro, “hay un abismo entre lo que somos y lo que expresamos. Intento poner la mirada en lo que escondemos, sobre todo los hombres”. Cesc Gay a veces se inspira en gente que conoció, otras en personas que le quedan relativamente cerca, “hay una camarera al lado de mi casa que tiene una dureza increíble, es un personaje que me fascina: quizá con los años algo de ella acabe en uno de mis personajes”. Le resulta más difícil dirigir a las actrices, “tienen más capas que los hombres”. Fueron estas algunas de sus confesiones en la Academia, a la que acudió acompañado de Javier Cámara, protagonista de Truman y flamante ganador del Goya al Mejor Actor de Reparto, que le animó a hacer una comedia “muy femenina”. Cesc Gay replicó contestando que tiene la suerte de hacer cine porque le apetece. Nunca ha hecho una película para llegar a fin de mes.
“Cesc Gay es muy sutil, todos tenemos la capacidad de observar pero él sabe contarlo. Es muy complicado ser honesto, medir y cortar en el lenguaje cinematográfico, pero él siempre sabe mirar desde un lugar hermoso”, declaró Javier Cámara, que ha trabajado tres veces con el realizador barcelonés. En Truman, por la proximidad del rodaje con su hogar, Cámara hizo las veces de anfitrión en los ensayos –“Ricardo Darín entró a mi casa con el guión hecho un gurruño en la mano, yo tenía un gran desayuno preparado en la cocina y me dijo que antes de tomar café íbamos a poner los muertos sobre la mesa. Me contó por qué iba a hacer esta película y se nos pasaron las horas en una conversación muy íntima y masculina al mismo tiempo. Esa charla fue muy necesaria porque hay que pasar por ciertos lugares para saber contar una historia”–. Como actor tiene claro que “cuando el director habla poco contigo es que lo estás haciendo bien. Ahora sí, cuanto antes sepas que la película es del director, menos disgustos te llevarás”.
Quiso el director de En la ciudad rodar su último largometraje en Madrid por las ganas de filmar en otra ciudad y por los actores, “es extraño para mí rodar en Barcelona y no hacerlo en catalán. Estaba seguro de que tenerlos a ellos dos era muy importante, las películas se defienden mucho con los intérpretes. Me daba miedo que fuese una historia demasiado triste, necesitaba equilibrar el tono para que el espectador no pasase un mal rato, pero sabía que Ricardo y Javier podían darle mucha luz a Truman”, película que toma su nombre del perro que vertebra la relación entre estos dos amigos, can que soltó alguna ventosidad en un taxi que compartía con los actores provocando una hilarante situación que quizá algún día termine en los extras de un DVD.
Aprovechando su éxito en la reciente edición de los Goya, Gay hizo en la Academia un breve recorrido por su filmografía: Krampack –“Venía de una obra de teatro, ya estaba ahí la estructura, era una historia de a dos”–; En la ciudad –“Contrastaba la amistad con todo lo que desconocemos de nuestros amigos”–; Ficción–“Javier Cámara quiso trabajar en esta película porque sabía que rodábamos en la montaña”–; VOS, Una pistola en cada mano –“Siempre me han gustado las historias cortas, pero a los productores les da miedo respaldar este tipo de filmes. Tenía ganas de hacer comedia”– y Truman –“Cuenta una despedida, una historia que ahonda en los que nos quedamos y cómo nos relacionamos con la muerte”–. Cámara relató que Gay les decía a los actores que Truman era una comedia, mientras que Darín se preguntaba “¿Dónde puso este pelotudo la comedia?”.
La misma montaña
En cuanto a la situación de la industria, Gay destacó que “la mayoría de productores de este país están casi en la bancarrota, hay unos cuantos privilegiados que de vez en cuando trabajamos. Me gustaría que la gente pudiera simplemente vivir de esto, pero esta es una industria muy precaria, aunque muchos no lo crean con tanta alfombra roja de por medio”. Javier Cámara querría que los actores de su generación tuviesen “el estatus de los de los sesenta, que empatizaban al máximo con su público. La gente iba en masa a ver sus películas, me gustaría que pasase eso siempre. Es curioso que fuera siempre nos pregunten por la salud del cine español y aquí las preguntas siempre partan desde lo negativo”. Cámara también quiso reivindicar que en España es complicado hacer series como se hacen fuera, porque “los creativos no están nunca en la cumbre de la pirámide, sino que ahí habitan los productores, los dueños de las cadenas y los políticos”.
Ahora que Cesc Gay prepara serie para Movistar + y está haciendo teatro, “me ha salido un amante”, le faltan horas para sus nuevos proyectos. Cuando escribe, tiene a su productora (Marta Esteban) todo el día “en la ‘porta’ diciendo ‘¿Tienes algo?’ Pasan los meses, pero finalmente escribo la historia en tres semanas. Necesito saber adonde voy, sino me pierdo. Tomàs Aragay me ayuda en el camino, en la estructura. Para mí escribir un guión es siempre la misma montaña”. Ahora parece que le toca aquello de volver a empezar, volver a escalar.