Félix Murcia es un experto en ver un espacio vacío, un edificio en ruinas e imaginar los escenarios de la película. Son palabras de Montxo Armendáriz, que se peleó “lo justo” con el reconocido director de arte en el filme Secretos del corazón, cinta por la que Murcia se alzó con uno de los cinco Goyas que ha logrado en su carrera. “Nos recorrímos Navarra y Guipuzcoa y al final rodamos en el pueblo de Roncal donde había una casa que era la antítesis de lo que yo había descrito en el guión, pero a Félix le gustó mucho porque tenía misterio. Yo no acababa de ver la casa, pero reconozco que fue un acierto porque esa vivienda nos dio mucho juego. El director de fotografía Javier Aguirresarobe hablaba de la luz y Félix de su paleta de colores, y todos estabámos de acuerdo en que tenían que ser tonos neutros y colores suaves”, recordó el cineasta navarro, que acompañó a Félix Murcia en el encuentro que éste protagonizó en la Academia de Cine.
Dentro del ciclo ‘Técnicos del cine español’, la Academia está proyectando cinco producciones de Félix Murcia, que se ha autodefinido como “pintor de películas” y ha calificado su trabajo como “la profesión del engaño”. Y fue tras el pase de Visionarios –varias secuencias se rodaron en la actual sede de la institución cuando el edificio aún no estaba rehabilitado-, cuando el director artístico burgalés mantuvo un encuentro con el público. Murcia habló de “las trampas del cine, que tiene que convencer al espectador de que lo que ve es veraz.”
Un arte del engaño que, en su caso, tuvo su momento cumbre durante la filmación de Mararia. “Construímos en Lanzarote una ermita. Como el rodaje sufrió un parón de 15 días, cuando volvimos vimos una flota de autocares de escandinavos haciendo fotos como locos a la ermita. Cuando dije que era un decorado, los guías se llevaron las manos a la cabeza porque habían incluido la falsa ermita en sus itinerarios turísticos. Es que los constructores de decorados son muy buenos y muy competentes en España, muchos de ellos venían de los estudios Bronston, aprendieron de los técnicos americanos. Cuando Spielberg ha filmado en nuestro país se ha traído a todos los equipos de fuera, excepto a los constructores, que siempre han sido españoles”, relató Murcia.
Tres lecturas de guión
Premio Nacional de Cinematografía 1999, el director artístico contó su método de trabajo.”Hago tres lecturas del guión: la primera para entender la historia globalmente, la segunda en plan profesional –el tratamiento visual, los colores, si hay decorados naturales o artificiales…- y la tercera realizó un desglose pormenorizado decorado por decorado”, expuso.
Docente, Murcia resaltó la”complicidad” existente en el equipo técnico de una película e hizo hincapié en que la última palabra “siempre la tiene el director. “Todos los directores son vampiros. El equipo trabaja para el director, aunque también tenemos un margen para la interpretación personal”, aseguró Murcia, cuya declaración asumió Armendáriz. “El escritor Juan Benet amaba y odiaba el cine, que para él era un arte bastardo porque robaba de la literatura, la fotografía…Eso es lo que hacemos. Tu tienes una idea, pero el trabajo es de todo un equipo y todos aportan lo mejor”, incidió el cineasta.
Mujeres al borde de un ataque de nervios -su única colaboración con Almodóvar, “con el que no me entendí”-, El perro del hortelano –“que tuvo muchas dificultades, creo que ha sido la primera vez que un guión se escribió después de haber hecho las localizaciones”-, fueron algunas de las producciones por las que el público preguntó a Murcia, para quien el cine “es un artificio, usamos muchas trampas. Hay que saber de todo lo que se sabe para inventarse lo que no se sabe”, apostilló el autor del libro “La escenografía en el cine, el arte de la apariencia”.