Pablo Larraín, en busca de una identidad

Por Chusa L. Monjas · 17 septiembre, 2016

Neruda es una de las ‘perlas’ de la 64 edición del Festival de San Sebastián

Neruda es como las muñecas rusas, que conforme se van abriendo aparece otra en su interior”, opina Pablo Larraín, que vuelve a indagar en la historia e idiosincrasia de su país, Chile, con Neruda, que se estrenó en la Quincena de Realizadores de Cannes y que es una de las ‘perlas’ de la 64 edición del Festival de San Sebastián, certamen que ha seguido muy de cerca la trayectoria de este cineasta desde que ganó Cine en Construcción en 2008 con Tony Manero.

Larraín ha realizado una intensa investigación sobre el gran poeta chileno, pero después de haber leído toda la obra del que fue Premio Nobel de Literatura en 1977, varias biografías, su autobiografía Confieso que he vivido y haber dirigido una película, admite que no sabe quién fue Neruda. «El creador cuidó mucho su intimidad, es muy difícil saber quién fue realmente, y eso es lo fascinante, porque produce un misterio muy grande, y el cine funciona a base de misterio», expone el autor de la «antibiografía» de Pablo Neruda.

«Fue una persona fascinante, muy poderosa para nuestro imaginario. Era absurdo e imposible meter a Neruda dentro de una película. No es un filme sobre Neruda, sino sobre el universo nerudiano, sobre lo que creó este amante de la literatura y de la política, que también fue un gran coleccionista, un viajero incansable, un amante del vino y de la cocina… Fue un tipo muy complejo que desarrolló un mundo muy diverso», indica el que está considerado uno de los grandes cineastas contemporáneos.

Chile, Francia, Argentina y España avalan esta coproducción en la que Larraín plantea diferentes preguntas y no ofrece respuesta a todos los interrogantes que propone. “El espectador se va a encontrar a un Neruda que aparece como un dispositivo volátil, a un artista inclasificable que está mutando mientras ves la película en una dirección desconocida. El intento es que el espectador capture a Neruda desde un punto de vista más psicológico y emocional que intelectual”, resalta el director de la aplaudida cinta El club.

Mezcla de géneros

Neruda relata la persecución policial que a finales de los años cuarenta sufrió el entonces senador Pablo Neruda, después de que acusara al Gobierno del presidente Gabriel González Videla de traicionar al Partido Comunista. “Tenemos la ventaja de la Historia, de saber lo que pasó en esos años en los que el comunismo parecía una alternativa viable”, indica Larraín, que cuando envió el formulario de inscripción a Cannes dejó en blanco la casilla en la que tenía que encuadrar el género del que es su sexto trabajo.

«Tiene elementos de thriller, de road movie, de policial noir de los cincuenta, de comedia negra, suspense… Neruda se dio a la fuga, se escapó por varias zonas de Chile y terminó en Europa. Se fue moviendo de un lugar a otro, y en esa metamorfosis se va produciendo un personaje que se va dibujando no solo a partir de lo que él hace, también de lo que hace su perseguidor, con el que establece una relación muy potente –personaje interpretado por el mexicano Gael García Bernal, que protagonizó su filme No–».

Larraín persiste. “No es una biografía sobre Neruda, es una aproximación arbitraria de un grupo de artistas que se siente influido por su obra. Es como leer a Neruda y ver qué es lo que te sale después de leerlo. Es el resultado de un proceso cultural, político y artístico que él vivió, y del cual produjo una obra muy sólida, muy contundente y diversa”.

Ha acompañado a sus películas en Cannes, Berlín, Venecia –donde presentará su primer largometraje de habla inglesa, Jackie, con Natalie Portman– y San Sebastián, un festival al que tiene especial cariño. “Es muy importante para todos los que hablamos y vivimos en países de habla hispana. Además, como dicen que mi apellido es vasco, me siento conectado al lugar”, comenta este director y guionista que intenta hacer trabajos distintos unos de otro “y, aunque al final se terminan pareciendo un poco porque la mirada es la misma, siempre trato de buscar una identidad”.

Como un cine «muy diverso, muy fresco, muy potente, valioso, que quiere contar cosas y que cada vez es más escuchado en el mundo” define la cinematografía latinoamericana, a la que le falta “mejorar la distribución. Hay una falta de sincronía entre nosotros, entre nuestra lengua, que me parece delicada», sentencia Larraín, que tiene claro que en el cine «nadie te regala nada, cuando una persona va a ver una película tiene que elegir entre muchas opciones y si escogen la tuya es por el mérito de la película».

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