Juan Antonio Bayona: «Contamos historias para encontrarle sentido a la vida»

Por Chusa L. Monjas · 21 septiembre, 2016

Juan Antonio Bayona presenta Un monstruo viene a verme en la sección oficial de San Sebastián, fuera de concurso

No le interesan los proyectos en los que no ve dificultad y le parece aburrido hacer algo que ya ha hecho o que está seguro que sabrá hacer. A Bayona le gusta complicarse la vida. “Traspasar los límites siempre es un buen motivo para hacer un proyecto”, admite el cineasta catalán, para quien ser una de las voces con más proyección de nuestro cine es “una suerte muy grande y a la vez una gran responsabilidad. Sabes que hay mucha gente que te asocia con el cine que se hace en nuestro país, muchos chavales en las escuelas de cine quieren hacer lo que tú estás haciendo. Te ves en la obligación de estar a la altura de la suerte que has tenido y no dar un paso en falso”.

Muy agradecido del éxito conseguido por El orfanato y Lo imposible –»Me alegra que estemos aportando algo contra los prejuicios del espectador hacia el cine español. Me gustaría poder demostrar, sobre todo a nosotros mismos, que somos capaces de ser y hacer cosas grandes»–, ‘Jota’ no disimula la presión que supone presentar su nuevo trabajo: Un monstruo viene a verme, su segunda película en inglés, cuyo estreno europeo tendrá lugar en el Festival de San Sebastián. La audiencia tendrá que esperar hasta el 7 de octubre para ver esta adaptación de la novela A Monster Calls, de Patrick Ness, que se ha encargado del guión de esta producción interpretada por Sigourney Weaver, Felicity Jones, el joven Lewis MacDougall y Liam Neeson en el papel de monstruo.

 

Ha dirigido una película muy dura, muy triste y muy emotiva.

No la veo como una película triste. Para mí ha sido un viaje hacia la luz. La novela refleja de manera excelente la psicología de un niño pasando por un momento especialmente duro de su vida y en su adaptación al cine busqué una salida. Ese es el fin de las historias, arrojar luz a nuestra existencia, al hecho incierto que supone vivir. Contamos historias para encontrarle sentido a la vida.

¿Cómo encontró el equilibrio entre la fantasía y la realidad de la historia?

Un monstruo viene a verme habla de cómo necesitamos la fantasía para procesar la realidad. El cine, la literatura, la pintura y el arte en general son una invención nuestra que aporta un significado más verdadero de la vida que la propia realidad. Nuestros cuentos son necesarios. Lo que llamamos ‘el signo de los tiempos’ no existe hasta que la cultura lo articula. Ese es el sentido final de nuestro trabajo y por eso es importante. Eso está en el corazón de este relato. Antes de dar forma a la fantasía de nuestra historia tuvimos que definir cuál era la realidad: quiénes eran nuestros personajes, cómo era su mundo, quién o qué les ha llevado al momento en el que los encontramos. Fue mucho más complicado establecer esa realidad, que no es 100% realista, que trabajar el mundo de la fantasía.

La aceptación de la pérdida, la muerte, la enfermedad, el dolor, el abandono, la culpabilidad, el remordimiento…son miedos que todos tenemos. Su protagonista es un chaval que crece demasiado deprisa y que, finalmente, se enfrenta a sus miedos.

Todos esos conceptos se relacionan con la idea del cambio. La vida la estructuramos alrededor de los grandes cambios y aceptarlos es un síntoma de madurez, admitir que a veces se gana, otras se pierde y a veces se gana y se pierde a la vez. Madurar es aprender a convivir con esa incertidumbre que nos genera tantos miedos, frente a los cuales nos sentimos solos y desamparados como críos. Que el protagonista sea un niño ayuda a que nos sintamos más identificados.

¿Por qué nos cuesta tanto hacernos mayores?

Somos conservadores por naturaleza. El hombre donde se siente seguro es en la rutina, y sin embargo la vida se construye alrededor del cambio. Esa es nuestra condena.

¿Cree que es un filme para niños?

Absolutamente. Esta es la película que yo habría descubierto en La bola de cristal cuando era un crío. Ahí descubrí algunas películas que se grabaron en mi mente para el resto de mi vida, como El hombre con Rayos-X en los ojos o El increíble hombre menguante.

El acoso escolar, el divorcio de los padres, el sentimiento de culpa, la pérdida o la rabia son conceptos que forman parte del mundo en el que viven hoy los chicos. En algunos casos ver la película puede hasta llegar a ser terapéutico.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención de la novela?

La seriedad con la que aborda el universo de los niños. Solemos acercarnos a ese mundo con muchos prejuicios. Tendemos a sobreproteger a los más pequeños y no les hablamos sobre lo que realmente desean conocer. Los niños quieren saber la verdad de las cosas, tanto como los adultos, y de eso va esta película, de encontrar esa verdad y ser capaz de expresarla.

¿Ha visto Patrick Ness la película? ¿Qué le ha dicho?

No se cansa de verla. En sus propias palabras, no podría estar más orgulloso.

La mejor entrada posible al mercado español

¿Cómo ha sido su relación con Sigourney Weaver y Liam Neeson?

Es una suerte trabajar con actores con una trayectoria tan brillante. Para mí son historia del cine y cada vez que tenía ocasión me metía en sus camerinos para que me contaran anécdotas.

¿Cómo construyó el tejo robusto y monstruoso?

El árbol es un motivo lleno de simbología y, mientras más sencillo era su diseño, más espacio le dejábamos a la imaginación del espectador. Nuestro objetivo era hacerlo lo más real posible, que no supieras distinguir cuándo era un prostético o un efecto visual. DDT se encargó del monstruo físico y El Ranchito y MPC del digital. El equipo de efectos especiales físicos dirigido por Pau Costa controlaba cada movimiento que daba el monstruo. Tenías que imaginártelo y cada paso, cada gesto, había que reproducirlo en el set. El diseñador de producción Eugenio Caballero y el director de fotografía Óscar Faura supervisaron las texturas y el color de la criatura en cada una de sus secuencias. Y los equipos de efectos digitales y sonido trasladaron la interpretación de Liam Nesson al modelo digital, de la manera más fiel posible y cuidando todo hasta el más mínimo detalle.

También fue a Zinemaldia con Lo imposible, pero en ninguna de las dos ocasiones ha concursado. ¿Por qué?

La película estaba seleccionada para participar en Toronto y las reglas no lo permitían. Un monstruo viene a verme tiene fuera una carrera tan importante como en nuestro país y no podíamos perder la oportunidad de estar en los dos certámenes. Es fantástico volver a San Sebastián, la mejor entrada posible de cara al mercado español y un lugar al que tenemos mucho cariño.

El sistema de producción de sus largometrajes funciona muy bien –usted, Belén Atienza y Mediaset–. ¿Ha dado con la fórmula mágica?

A Belén y a mí nos interesan los mismos temas, compartimos una visión del cine y una sensibilidad muy parecida. Además, es una productora con criterio, resolutiva y calmada. Ahora mismo no concibo trabajar sin ella. Tener la confianza de Mediaset es otro sueño, se toman cada producción muy en serio y nos respetamos mucho mutuamente porque trabajamos siempre en favor de la película.

Una oportunidad para seguir aprendiendo

Ha firmado dos de las historias más taquilleras de la historia de nuestro cine, ¿se dará la misma situación con su tercer título?

Lo que me interesa es que todo aquel que haya arriesgado su dinero lo recupere. Es lo único que te da la libertad creativa suficiente para hacer lo que te dé la gana en el siguiente proyecto.

Usted se implica en todas las fases del proyecto, ¿con cuál disfruta más?

Soy muy sufridor. Si entiendes por disfrutar lo rápido que pasa el tiempo mientras haces algo, mi parte favorita es el rodaje. En cambio el proceso de localizar se me hace eterno…

Hablemos de nuestro cine, ¿hay un nuevo cine español?

Desde donde yo puedo recordar el cine español ha vivido siempre en un continuo debate acerca de qué es o qué podría llegar a ser. Estoy orgulloso de las películas que hacemos en general y peleo cada día por hacer del cine en nuestro país algo mejor. Hace quince años la obligación de las televisiones privadas de invertir una parte de sus beneficios en la producción de películas nacionales y la creación de escuelas oficiales de cine propició un panorama de nuevos nombres que ha llevado a mucha gente a las salas. El éxito se concentra todavía solo en unos pocos títulos, pero se han roto muchos prejuicios contra el cine español. Para mí la fórmula está clara: inversión y educación. Pero es innegable que se podría hacer más.

La última política aprobada de desgravaciones fiscales no estimula la industria y ahuyenta los rodajes de grandes producciones. Es prioritario tener una industria fuerte, que nos dé presencia en todo el mundo, donde nuestros actores tengan peso en los mercados y nuestros técnicos estén a la vanguardia de los últimos avances tecnológicos. Desde esa posición podremos consolidar los enormes valores que posee nuestro cine y dar paso a todos aquellos nuevos nombres que merecen hacerse un hueco en él.

Ahora sí tenemos que hablar de Hollywood, ¿por qué ha dicho sí a la secuela de Jurassic World? ¿Se llevará a parte de su equipo habitual?

No me he ido solo: Belén Atienza está en la producción, Óscar Faura firmará la fotografía y Bernat Vilaplana se encargará del montaje. Es una producción gigante en la que estoy trabajando con gente a la que he admirado desde que era niño. Ir a Hollywood no es una meta, es una oportunidad para seguir aprendiendo. Después rodaré una película con Telecinco en español.

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