Mariano Barroso: «Me gustaría que la Academia dotara de identidad a este colectivo tan disperso»

Por Juan MG Morán · Foto: ©Enrique Cidoncha · 2 diciembre, 2016

El recién elegido vicepresidente primero de la Academia busca que la sociedad empiece a ser consciente de «todo lo que ha aportado nuestro cine»

Mariano Barroso sueña con pertenecer a un país en el que sus habitantes «cuiden su cine como cuidan el césped de sus estadios de fútbol». En este nuevo partido que capitanea desde la banda le acompañarán dos mujeres cuya «implicación y fortaleza» le hacen sentirse muy seguro y protegido. Este cineasta en la brecha desde los años noventa se lanza ahora a representar a sus compañeros con el fin de que la sociedad empiece a ser consciente de «todo lo que ha aportado nuestro cine a nuestra historia y nuestro presente». Pleno de vitalidad e intenciones, se muestra firme en la idea de que «las generaciones que ahora hacen cine deben entrar en la Academia convencidos de que esta es su casa. Lo harán cuando comprueben que aquí se hacen cosas para ellos y con ellos».

 

¿Le costó dar el paso?

Me resistía porque, como tantos compañeros, tenía el prejuicio de que estar aquí era un marrón. Pero me decidí después de escuchar a Yvonne Blake… Esta mujer, española pero de raíces anglosajonas, tiene una visión muy positiva y está liberada de esa nube negra tan hispana. Ella me convenció de todo lo que se podía hacer para mejorar, abrir y modernizar la Academia, y me transmitió que había mucha gente en la Junta Directiva deseando que se hiciera.

¿Con qué ánimo llega?

Me gustaría que la Academia estuviera en contacto real con las personas que hacemos o queremos hacer cine. Y con quienes lo han hecho antes de nosotros. Que fuera una institución proactiva y dinámica, un lugar de referencia para la cultura española, para los cineastas, cinéfilos y espectadores, y también para los estudiantes de cine. Que dotara de identidad a este colectivo nuestro tan desconcertado, desanimado y disperso.

Afirmó que se trata de devolver a la Academia una parte de lo que esta institución le había dado…

La Academia, y sus representados, me han dado un cierto reconocimiento. No me refiero solo a los premios, sino al hecho de que una institución te acoja. En este país estamos faltos de propuestas en positivo. En estos tiempos innegablemente sombríos para muchos, las instituciones al servicio de las personas juegan un papel fundamental. Los símbolos son a veces lo único que nos salva. Pero somos muy descreídos y no vemos el privilegio que supone tener una entidad que nos represente.

«Es necesario participar, estar presente. No por vanidad. Solo me interesa trabajar». Citó a Darío Fo tras ser elegido.

Debemos, entre todos, recuperar la confianza. Esa es la única solución posible para no abandonar. Es obvio que la situación general de nuestra profesión es muy precaria, y lo malo de los tiempos oscuros es que sacan lo peor de nosotros. Pienso que una institución de la que todos queremos sacar algo (los Goya) pero a la que muy poca gente está dispuesta a entregar nada, tiene un problema.

Después de haberse cumplido el treinta aniversario de la institución, ¿qué retos tiene a su juicio la Academia por delante?

Modernización, apertura, puesta al día y reinventarse sin perder la finalidad para la que fue creada. El cine ahora no se ve como se veía hace 30 años. Debemos crecer, convencer a la gente con hechos y con propuestas.

¿Por qué cree que la transparencia es fundamental?

La Academia debe estar libre de sospechas, ser modélica en estos días de desconfianza generalizada. Los ciudadanos no creen en las instituciones, y estas se lo han ganado a pulso. Si la gente ha perdido la confianza en las instituciones, la nuestra debe ser una excepción.

Consejos que alientan

Prolifera en nuestro país en los últimos años un cine de autor realizado a golpe de pulmón…

La Academia es la casa de todo el cine que se hace en nuestro país, y también del que hacen fuera nuestros cineastas, actores y técnicos. No podemos hacer distinción entre un tipo de cine y otro. Más bien debemos dar respuesta a todas las formas nuevas de producción. Ese cine hecho “a pulmón” es la expresión necesaria de unas personas que no encuentran otro camino. O que a veces lo eligen.

¿Cree que que este tipo de cine nos evidencia algo?

Es la prueba de que el cine no solo no muere sino que está más vivo que nunca, porque se sigue haciendo a pesar de tener todo en contra. La historia está llena de ejemplos que demuestran que todas las grandes cinematografías empezaron así, con riesgo, sin dinero, sin medios… pero con pasión. No se trata de reivindicar la miseria, porque las condiciones deben ser siempre las mejores para la gente que hace películas. Pero es imprescindible apoyar la expresión que desborda a uno mismo, a pesar de que las condiciones se opongan a ello.

¿Qué le falta a nuestra industria?

Nuestro cine ha evolucionado de manera impresionante y va por delante de muchas cinematografías. Contamos con muchos de los mejores cineastas, actores y técnicos del cine internacional. En España hay muchos productores llenos de proyectos, ganas e ilusión, pero chocan con la barrera de la financiación. Nuestra industria es pequeña y las vías de financiación son limitadas. Esto necesita una mejora radical.

En su papel como vicepresidente no le quedará otra que tratar con el poder político…

Los políticos deben cumplir la ley. Solo con eso bastaría. Y la Constitución dice que “los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”. Inexplicablemente, muchas veces se dedican a castigar a un cine que es el suyo. Me resulta inexplicable que un gobernante no cuide de su cine como cuidaría de su jardín; abandonarlo o castigarlo es como llenarlo a propósito de malas hierbas. Es una especie de suicidio lento. Esto, además de inexplicable, es lamentable. Soy escéptico, pero también un optimista crónico.

¿Alguno de sus predecesores le ha dado algún consejo?

He hablado con muchos amigos y compañeros. Cada uno me ha dado su visión y no todas coinciden. Tiendo a quedarme con los consejos que me alientan. Y son unos cuantos los colegas que me han dicho que aquí se pueden hacer muchas cosas muy hermosas.

Si tuviera que ponerse una única meta para cumplir…

Querría ver a mis alumnos de cine, actores, guionistas y directores, entrar y salir de esta casa como si fuera la suya. Esa es una imagen que me haría sentir que el viaje ha merecido la pena.

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