Encuentro con Leticia Dolera y Manuel Burque

2 marzo, 2017

Leticia Dolera y Manuel Burque anuncian en la Academia que están escribiendo juntos el próximo proyecto de la directora

Leticia Dolera se recuerda con 15 años llorando en su habitación y diciendo a su madre que quería ser una persona normal. Ella, sin recordar ese momento de su vida, hizo una película que se llama Requisitos para ser una persona normal. «Sin ser autobiográfica, es la prueba de que las películas hablan de nosotros», apuntó la directora, guionista y protagonista de esta historia que, desde su estreno en junio de 2015, acumula no solo adeptos sino fans acérrimos.

Entre ellos, algunos de los espectadores que ayer acudieron al encuentro en la Academia, enmarcado en el ciclo ‘Cine y Psicología, en cuyas camisetas o fundas de móviles podían leerse frases de la película que ya son casi himno: «Me llamo María de las Montañas y mi vida es un desastre». Y es que como dijo alguna de esas seguidoras, «todos somos María de las Montañas».

Flanqueada por dos Burques, el actor y guionista Manuel y su hermano, el psicólogo JaimeLeticia Dolera manifestó contundentemente que «que solo haya un 7% de películas dirigidas por mujeres es un dato que habla por sí mismo. Hay muchas más directoras noveles, que realizadoras que consiguen rodar su segundo y su tercer proyecto, y además, a los presupuestos a los que accedemos son menores, por lo que la distribución será siempre menor y accederemos a menos público. Esto es un bucle: no es que el cine de mujeres interese menos, sino que accedemos a una inversión menor en publicidad».

Cree necesario que se explique a los adolescentes todo esto para que «abran la mirada al feminismo sin miedo. Eso puede conseguirse a través de la educación, pero también de la cultura. Si en las películas las mujeres somos el objeto de deseo o las que lloramos, repercute en la sociedad. Es muy importante que en el cine, las series o las historias seamos también el centro del relato». Manuel Burque añadió que «cuando se habla de las cuotas no es solo para resolver injusticias históricas, sino para que los niños vean  que las mujeres también pueden dirigir. Habrán aprendido así que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres».

En cuanto a la cosecha del año pasado del cine español, Dolera afirmó que «el relato cinematográfico ha sido hipermasculinizado, entendiendo la masculinización desde el punto de vista heteropatriarcal. Entendiendo que lo masculino es no mostrar sentimientos, ser agresivo y tener sed de venganza», pero quiso destacar que «todo eso no tiene por qué ser masculino. Las mujeres también nos podemos adueñar de la violencia, y los hombres expresar sentimientos. Esos son los estereotipos que hay que romper, porque hacen mucho daño».

 

 

El cine para sanar heridas
Dolera, que cree que «un rodaje no puede ser una democracia, porque no hay tiempo y tiene que haber un punto de vista, el de la directora», anunció que está escribiendo junto a Manuel Burque el que seguramente sea su próximo proyecto como realizadora. El gallego considera que «en la mirada de Letizia hay siempre un carácter integrador, si puede meter a una mujer en un cargo importante lo hará» y le resulta «impresionante cómo ha llegado a mucha gente esta película, les ha tocado mucho. El cine es sanador y terapeútico, y con una película como Requisitos para ser una persona normal muchos espectadores sienten que hay más gente como ellos».

De esto sabe mucho su hermano Jaime, psicólogo y creador de la web Filmoterapia, que vincula el cine con ciertas terapias: «Me di cuenta que mi objetivo profesional era motivar a la gente, y el cine para esto es un arma potentísima. Pasé a crear esta web, un proyecto donde el cine y las series son un complemento genial para la terapia», declaró antes de afirmar que, al descubrir Requisitos…, se encontró con una historia «fenomenal» que hablaba de lo que todo el mundo desea, «la gente al final quiere ser únicamente normal, y eso puede llegar a suponer una presión muy fuerte». Se atrevió además a preguntar a Dolera si dirigir le había ayudado a sanar heridas, ella le contó una historia: la primera vez que dirigió un cortometraje y se enfrentó a la localización técnica no miró a nadie a los ojos, «me enfrenté a ser la capitana y a mí eso me daba mucho miedo, porque yo sentía que liderar era recibir bullying». Y sí, dirigir a Leticia Dolera le terminó resultando terapeútico.

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