Mujeres ‘saturnianas’ y lucha contra la censura | Encuentro con Manuel Gutiérrez Aragón y Carlos Zanón

19 octubre, 2017

Manuel Gutiérrez Aragón y Carlos Zanón abrieron el ciclo Getafe Negro con un encuentro tras el pase de Furtivos

“Jose Luis Borau acababa de hacer una película que no había funcionado, Hay que matar a B., y tenía mucha prisa por rodar. Yo tenía esta historia para mí y se la di”. Así contó el director, guionista y escritor Manuel Gutiérrez Aragón la génesis de Furtivos en un coloquio con el público de la Academia, donde también participó el escritor Carlos Zanón. Ellos fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida a un ciclo con el que la Academia se suma al Festival Getafe Negro.

Co-responsable del libreto, Gutiérrez Aragón rememoró lo rápido del proceso. «Se hizo muy deprisa. Todo lo contrario a lo que Borau decía en la escuela de que había que pensar mucho el guión», explicó sobre esta historia que parte de una anécdota de los bosques cántabros, donde a los cazadores furtivos los convertían en guardias forestales porque era la única forma de poder controlarlos.

La fuerza de la interpretación de Lola Gaos como la tiránica madre de Ángel fue otra de las cosas que destacaron Zanón y Gutiérrez Aragón. “Es una mujer saturniana, el equivalente a ese Saturno devorando a sus hijos”, apuntó el guionista, mientras que el escritor de novela negra afirmó que era “como si la madre de Norman Bates en Psicosis estuviera viva”.

Y es que, aunque no reconoce una influencia directa en el filme, Gutiérrez Aragón sí que señaló que Hitchcock, junto a Buñuel, eran los dos grandes referentes del expresidente de la Academia “porque nunca les sobraba un plano. Coincidían con lo que Borau defendía de un cine muy escueto, que contaba solo lo que tenía que contar».

El realizador y productor se dirigió a sí mismo en Furtivos, donde interpreta el papel del Gobernador. “Lo iba a hacer José Luis López Vázquez, pero no pudo al final y yo bromeé  con que lo hiciera él”, relató Gutiérrez Aragón, que entiende que la interpretación de Borau «le dio un aire estrambótico, que no estaba en el guión, y que enriquece el personaje».

 

El cine, motivo de disputa

La que es una de las últimas cintas en sufrir la censura en España dio pie para debatir sobre la actual ‘dictadura’ de las redes sociales, la autocensura, la posverdad e incluso el fenómeno de Trump en una época en la que, para Gutiérrez Aragón, “no hay una censura propiamente dicha, esto es otra cosa. En los 70 la manera que había de sortear la censura política era pasar por un festival Internacional. Así se forzaba una negociación con los cortes», afirmó.

No son las únicas diferencias con 2017 que señalaron los intervinientes. «Hoy en día no se permitiría el maltrato animal, ni que se produzca ni que se vea. En el filme sí que murió el perro. No apaleado como se finge en la película, pero sí con una inyección».

La otra son las fuertes reacciones que despertaba el cine en los 70 y que Gutiérrez Aragón vivió de primera mano con Camada negra, su segunda colaboración con Borau, esta vez como director: «Socialmente en esa época el cine estaba mucho más presente y vivo, era motivo de disputa. Ponían bombas en los estrenos y había cines que no querían estrenar ciertas películas por miedo».

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