¿Por qué Saura? ¿Por qué Saura(s)?
Félix Viscarret: Cuando me proponen ser parte de este gran proyecto, Cineastas contados, donde a lo largo de los años se irán haciendo una serie de películas en las que realizadores de mi generación retratan a directores anteriores, me doy cuenta de que quiero hacer un retrato diferente de Carlos Saura. No solo porque es uno de nuestros directores más internacionales, sino porque también recuerdo perfectamente dónde estaba yo en diferentes películas clave de su filmografía. Recuerdo la primera vez que vi Cría cuervos, o dónde estaba cuando vi Deprisa, deprisa… Me han acompañado en mi formación como cineasta y por lo tanto me apetecía conocer a la persona detrás de esa filmografía tan extensa y variada. Y quién mejor para mostrar el legado que pasamos a las generaciones futuras que sus hijos. Los hijos nos ponen en perspectiva esas batallas personales nuestras y cómo las trasmitimos a quienes vienen detrás.
¿Le dio menos pudor dejar el centro del documental a sus hijos?
Carlos Saura: Me daba igual. Pero Félix es un seductor: me convenció a mí y luego convenció a mis hijos, que era muy difícil. Este proyecto me ha parecido interesante, sobre todo una vez acabado y visto. Esperaba otra cosa, un desastre, pensaba que yo iba a estar fatal y que mis hijos iban a decir contra mí cosas espantosas. Y me he dado cuenta de que no, de que estoy pasable, lo cual es una sorpresa, y mis hijos están estupendos. Son actores natos, y este señor un gran director. Que además entra dentro de la película, de una manera natural. Eso convierte el documental en una película de ficción. Y eso me gusta.
La cinta reflexiona sobre el legado, tanto el paterno como el cinematográfico. ¿Forma esta cinta parte de ese legado?
CS: Faltan muchas películas, tendrían que salir las cuarenta que he hecho, las novelas que he escrito, los dibujos, las miles de fotografías…
FV: Es imposible hacer una película donde esté todo eso.
CS: No es un legado, es la opinión de Félix sobre mí, sobre mi familia y alguna de mis películas. Y ya está bien. Si quiere hacer otra cosa más extensa, estoy a su disposición porque es muy simpático.
FV: No es una tesis doctoral, es un retrato cinematográfico o un documental de creación, porque nos sirve para reflexionar sobre el paso del tiempo, sobre las relaciones entre padres e hijos o sobre el equilibrio que establecemos entre nuestra vocación y nuestra familia.
¿La creación artística afecta a la biológica y viceversa? ¿Ser padre influye en el ejercicio cinematográfico?
FV: Ese es uno de los grandes temas de la película. Dónde establece cada uno el equilibrio, cómo juega con las pelotas de malabares para que no se le caigan.
CS: Lo de las pelotas no me parece muy oportuno [ríe].
FV: Los malabares entonces. Me parece que quien vea la película podrá reflexionar, viendo dónde se establece Carlos Saura, dónde yo como realizador lanzo algunas reflexiones, con las que se puede estar de acuerdo o no. No hay una respuesta sencilla, simplista. Alguno de los hijos de Carlos le dicen que se ha dedicado mucho a su trabajo, pero también vemos un sentimiento de unidad, de pertenencia y de amor muy profundo en ese núcleo familiar.
Se dice que a los hijos se les quiere por igual, ¿a las obras se las quiere por igual?
CS: A veces quiero más a una obra u otra pero por razones sentimentales, no porque me guste más. Cada película que he hecho corresponde a un momento determinado de mi vida, y las he hecho lo mejor que podía en ese momento. Es una frase facilona, pero el cine ha ido paralelo a mi vida. Hay una relación que a mí no me gusta establecer pero es inevitable, debe existir, entre mi vida y las películas que he ido haciendo. Uno es como es por el cúmulo de experiencias que ha vivido. Puedes recrearte en ellas y aburrirte, o puedes superarlas y continuar haciendo otras cosas. Esa es mi postura.
Vemos a Carlos Saura está continuamente generando imágenes, fotografías y dibujos, pero dice en un momento dado que si todo desapareciera no pasaría nada. Es una relación compleja con la memoria, una idea que está en el núcleo de estos Cineastas contados.
FV: Es importante generar estos retratos cuando el cineasta en cuestión está tan en activo como Carlos. Es moral. Parece que reconocemos los méritos cuando los creadores ya se han retirado. Me parece importante reflejar que Carlos Saura sigue en plena actividad, en plena creatividad, pero no por eso deja de ser un buen momento para recordar todo lo que ha hecho.
CS: Yo no tengo nostalgia del pasado. Todas las veces que me he separado de una mujer, después de vivir con ella durante años y tener hijos, he tratado de dejar todo y empezar una nueva vida. En algún caso no me he llevado absolutamente nada: he tenido que comprar de nuevo los libros que me gustaban, me he llevado un par de máquinas de fotografía de las que siempre me acompañan y nada más. Pasado el momento terrible de la separación sentimental, que siempre es dolorosa, de repente es una liberación total. Vives en un piso nuevo, en soledad, hasta que a los dos o tres meses llega otra mujer y vuelta a empezar.
Eso me ha enseñado que uno es capaz de dejar todo lo que tiene y no pasa nada. Siempre que tengas la vitalidad de poder continuar. A mis años es más complicado, pero ¿por qué no? Todos tendríamos que estar preparados para empezar de nuevo, sin que eso signifique perder la relación con los seres queridos.
¿Con las películas le pasa lo mismo?
CS: Exactamente. La idea es la misma: todo es perecedero. El momento de trabajo en el que estás es bonito mientras dure, pero tienes que ir pensando en el futuro. Lo que ya has hecho está bien que quede, y el que quiera estudiarlo que lo estudie. Pero no voy a estudiarlo yo.