Cineasta, guionista, novelista, autor teatral, académico y por encima de todo, actor, Fernando Fernán-Gómez ligó el talento con el tesón y construyó una de las carreras más sólidas del panorama artístico español. Y a este artista total homenajeó la Academia de Cine y el canal TCM en el décimo aniversario de su muerte con la exhibición de El viaje a ninguna parte. Fernán-Gómez es la clave de esta película porque, además de ser el autor de la novela homónima, dirigió, actuó y firmó el guión de esta cinta que logró tres premios Goya en la primera edición de estos galardones –Mejor película, director y guión–.
Y tras la proyección de este tributo a las compañías de cómicos ambulantes que durante generaciones acumularon el polvo de los caminos de España, uno de sus actores, Pepe Sacristán; su director de fotografía José Luis Alcaine; y Helena Llanos, nieta de Fernán-Gómez, mantuvieron un encuentro con el público en la Academia moderado por el periodista Juan Zavala.
Lo que Sacristán siente por Fernán-Gómez es veneración. “Fernando me dijo: ‘quiero que estés dos horas delante de la cámara y no se te vea’. Hice tan bien lo que me pidió que nadie me vio. No tuve ni una nominación, ni siquiera me dieron el premio de la discoteca Long Play”, rememoró Sacristán, quien imita a la perfección la voz del autor de las memorias El tiempo amarillo, “una especie de episodio nacional contado por uno de los hombres más lúcidos que ha dado este país”.
Sacristán no solo compartió fotogramas con Fernán-Gómez, también le dirigió en Soldados de plomo y Cara de acelga, “dos regalos maravillosos. Como director te daba indicaciones mínimas. Con él aprendí muchas cosas: lo que supone ejercer la profesión en una país como éste, aprender a disfrutar del oficio… Estar al lado de Fernando y Emma (Cohen) es de las mejores cosas que me han pasado en la vida. No cabía la impostura al lado de Fernando, si te pasabas de listo o ibas de falso humilde, te quedabas con el culo al aire a los dos minutos. Estar a su lado fue un lujo, un lujo”, dijo.
José Luis Alcaine hizo hincapié en el “extraordinario” ambiente que se creó durante el rodaje de El viaje… ”Era fuera de Madrid y en los hostales y paradores que nos quedábamos había unas tertulias muy entretenidas después del rodaje, en las que se aprendía mucho». Esas tertulias y cómo tenía que actuar un actor es lo que más se le quedó al técnico de ese mítico rodaje “que fue el lanzamiento de Gabino Diego. Fernando decía que gran parte de la labor de un director es hacer el casting de los actores. Si lo hacías bien, no tenías que decir nada a los intérpretes”.
Contó Alcaine que Fernán-Gómez no era un gran admirador del Actor’s Studio, pero que en una escena de El viaje… echó mano de las enseñanzas del estudio estadounidense. “Su personaje tenía que llorar y no le salían las lágrimas. Pidió a su ayudante de dirección que Laura del Sol y Nuria Gallardo se pusieran frente a él y se puso a llorar”.
El técnico, que se comunicaba con Fernán-Gómez a través de un “entendimiento intuitivo”, confesó que lo había pasado mal viendo de nuevo El viaje a ninguna parte. “Lo pasamos muy bien, muchas de las personas que estaban en la película han desaparecido. Al final me he reconciliado pensando que lo bueno es que lo vivimos. Es ‘el tiempo amarillo’ que decía Fernando».»Estaba muy satisfecho de la película. El rodaje fue una experiencia mágica, había mucha amistad y mucha unión en todo el equipo. Además, fue la primera vez que pudo hacer un filme con todos los medios necesarios, no sufrió por los dineros”, añadió Helena Llanos.