Un disparo de bala inspirado por Kapuściński

Por María Gil · 22 septiembre, 2018

Un día más con vida, de Raúl de la Fuente y Damian Nenow, participa en la sección Perlas de San Sebastián tras su paso por el Festival de Cannes y por Annecy

Desde hace diez años, Raúl de la Fuente tiene la pared de su casa decorada con el guión de Un día más con vida, película que codirige junto a Damian Nenow y que tuvo “el mejor estreno posible e imaginable” fuera de concurso en el Festival de Cannes. Con ella ha cumplido el sueño de trasladar su libro favorito de Kapuściński a la gran pantalla y culmina una etapa que le ha llevado a viajar a Angola, Cuba y Portugal en pos de los pasos de reportero polaco. “Me ha influenciado mucho en mi vida. Me inspiró para  ir a África, viajar con una mirada empática, tratar de contar historias no conocidas y olvidadas y dar voz a los sin voz”, desgrana el director navarro, que vio en las páginas de la novela “una concepción cinematográfica clara, con tres actos, una cuenta atrás, ese tono de intriga y de película de espías, y luego la dicción poética de Kapuściński”.

Ganador del Goya a Mejor Cortometraje Documental en 2014 con Minerita, con el que también llegó a la shortlist de los Oscar, De la Fuente desarrolló junto con la productora Amaia Remírez el concepto de esta cinta, que tiene como telón de fondo el fin del colonialismo portugués y la proclamación de la independencia de Angola en 1975. “Es un homenaje al pueblo angoleño, a los descendientes de los esclavos. Cuenta la descolonización de África y el amanecer del continente africano. Esa nueva era en la que Kapuściński se sintió como pez en el agua”, explica.

Considera que el festival dirigido por Thierry Frémaux puso su mirada en la cinta por “el componente de riesgo y de experimentación. Contar una historia con la animación, combinada con la imagen real de los protagonistas es algo novedoso, fresco”. Y, pese a que el proyecto ha pasado durante su recorrido por mercados de animación como Cartoon Movie –donde logró el premio a Productora del año– y cuenta con tres veces más minutos de animación que de imagen real, el realizador defiende que su objetivo siempre fue estrenar en un certamen no especializado en esta técnica. “Yo no vengo del mundo de la animación. En este caso surgió así, pero para nosotros solo son herramientas técnicas para contar una historia bélica sobre un escritor”, asegura.

Para De la Fuente “lo bonito ha sido el camino”, encontrar la historia y a las personas reales que Kapuściński menciona en sus páginas, replicar el viaje que hizo el corresponsal desde Luanda a la frontera sur de Angola acompañado de las mismas personas con las que viajó el reportero, ir a Lisboa a conocer al periodista Luis Alberto Ferreira o descubrir a la guerrillera Carlota –“el elemento emocional más importante”– en Benguela. Aunque revela que es el comandante Farrusco su personaje favorito –“él simbolizaría ese Kurt de Apocalypse Now, ese Marlon Brando con el que atravesamos el viaje al corazón de las tinieblas”–.

 

 

El 26 de octubre llegará a los cines esta coproducción española con Polonia, Bélgica, Alemania y Hungría, que De la Fuente ha concebido narrativamente como “un disparo de bala. Quería que fuera trepidante, vertiginosa, aunque eso también incluye paradas narrativas potentes y escenas oníricas”. ¿Y ha cambiado el guión en el proceso para conseguirlo? “Había una trama internacional con Henry Kissinger, Fidel Castro, la CIA… que tuvimos que descartar por una cuestión de metraje y de limitación presupuestaria”, relata.

Si para el maestro del reporterismo los cínicos no servían para su oficio, el autor de Minerita cree que es también incompatible con los directores de documentales y, aunque  relativiza su impacto, sí que cree que el séptimo arte cala en el espectador. “Cuando una historia no se conoce, no existe. No sé hasta que punto el cine puede ayudar a cambiar la realidad, pero por lo menos sí que puede darla a conocer y este es el primer paso para darle la vuelta a una situación de injusticia”, defiende De la Fuente, que anticipa que “esta película y las que vengan seguirán siendo un homenaje a estas personas anónimas  que luchan y viven en silencio”.

Y en estos proyectos futuros deja la puerta abierta a la animación. “Queremos seguir haciendo esas obras híbridas y arriesgadas formalmente. Intentaremos sorprender de nuevo. Volveremos a trabajar con temas de fusión, algo que siempre ha estado presente en mi visión de la cinematografía, y quizá la animación tenga algo que ver. Lo que sí es seguro es que será una historia de infancia y en femenino”, desvela.

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