Es la historia de una mujer, Nora, que en 90 minutos aprende a ser libre. Así de preciso fue Jota Linares al definir su ópera prima, Animales sin collar, cinta que el cineasta gaditano espera que el espectador “se lleve a casa porque está hecha para el público”. El próximo 19 de octubre llegará a los cines esta producción que el novel director dedica a su madre, que se emocionó cuando la vio con sus amigas en su pueblo, Algodonales. “Soy hijo de madre soltera, me he criado con mujeres y me entristece que en el siglo XXI se siga hablando del feminismo, algo que deberíamos de tener dentro de la sangre. Era importante crear a esta Nora del siglo XXI porque las Noras siguen existiendo”, manifestó Linares, que encontró a su Nora cinematográfica en Natalia de Molina. Pero al personaje llegó cuando leyó en el instituto la obra más famosa de Henrik Ibsen, ‘Casa de muñecas’ , un alegato por la libertad femenina. “Es un texto que me cambió la percepción de la vida. Cuando volví a releerlo me sorprendió su vigencia. El 8M –día en el que cientos de miles de mujeres salieron a las calles de España para reivindicar la igualdad real entre mujeres y hombres- ha despertado muchas conciencias y a mi generación le toca pelear y cambiar las cosas, y tenemos un arma poderosísima para hacerlo: el cine . He hecho Animales….para acabar con la brecha salarial, la violencia machista…”, dijo Linares mirando a su productora, Beatriz Bodegas, con la que ha formado un tándem que ya ha dado como fruto una segunda película –¿A quién te llevarías a una isla desierta?, cuyo rodaje acaba de finalizar- y tienen una tercera en el horizonte.
Linares y Bodegas, que a través de su productora La Canica Films vuelve a apostar por un director novel, tras el éxito alcanzado con su anterior película Tarde para la ira, dirigida por Raúl Arévalo, han ido de la mano en todo el proceso de Animales sin collar, título protagonizado por Natalia de Molina, ganadora de dos goyas, Daniel Grao, Natalia Mateo, Ignacio Mateos y Borja Luna, en cuyo rodaje el director sintió lo que llamó ‘el síndrome del impostor’. “Rodar una película implica muchos miedos, creía que Bea me iba a echar. He tenido libertad total, nadie me ha cortado las alas, pero eso no se traduce en hacer lo que te da la gana porque hubiese sido un suicidio, sino que todos remamos a favor de la historia” .
Animales sin collar, que cuenta con personajes con claroscuros “y a los que no se juzga”, tiene como telón de fondo la corrupción política , y destaca que ‘la vergüenza y la dignidad son problemas de las casas sin dinero’. “Soy consciente de donde vengo, vengo de un pueblo de 5000 habitantes y era vital que mi primera película fuera andaluza”, destacó Linares, que cuando vio Solas le impactó “porque eran mujeres que hablaban como mi abuela y mi madre”.
Una productora «necesaria»
Animales sin collar se proyectó en la Academia de Cine dentro del ciclo ‘Produciendo a jóvenes talentos’. “Me gusta mucho contar con noveles porque están muy abiertos a la comunicación y a generar equipos”, indicó Bodegas, cuya figura reivindicó Natalia de Molina. “Bea estaba siempre en el rodaje, es una productora muy necesaria”.
