Mar Targarona: “Lo que sucedió en Mauthausen no se puede olvidar”

Por María Gil · 19 octubre, 2018

Estrena El fotógrafo de Mauthausen, con Mario Casas encarnando al preso Francesc Boix

Recordar es un imperativo para Mar Targarona, que suma memoria y testimonio en su última película. Convencida de que hay muchas historias de las víctimas del nazismo que aún no se han contado, la catalana llena este vacío con El fotógrafo de Mauthausen. La productora de El orfanato, Los ojos de Julia y El cuerpo convierte a Mario Casas en el preso número 5185 del campo de concentración austríaco, el joven español que arriesgó su vida para salvar los negativos que demostraban las atrocidades del régimen de Hitler y que testificó en los juicios de Núremberg. Un homenaje en forma de thriller histórico y una reivindicación de la fotografía como acto activo y subversivo.

 

¿Cómo llega a la historia de Francesc Boix?

La II Guerra Mundial siempre me ha interesado mucho y estaba buscando un relato que contar. Los guionistas Alfred Pérez-Fargas y Roger Danés me comentaron este tema y me parecía increíble que hubiera ocurrido y nadie lo supiera. En Mauthausen hubo 7.500 republicanos que tuvieron que salir de España, los recuperó el ejército francés para luchar contra Hitler y los alemanes los hicieron prisioneros y los metieron en ese campo de concentración. Y, en medio de todo esto, estaba Francesc Boix, que salvó los negativos de la quema porque los nazis, cuando iban a perder la guerra, querían destruir todo lo que les podía incriminar.

Visitaron el campo de concentración

Fuimos dos veces. Estaba todo nevado, un cielo blanco, todo era fantasmagórico. Una especie de limbo dónde era imposible saber a dónde te llevaban. Para nosotros fue terrible e íbamos con un itinerario organizado. La documentación ha sido la parte más dura. Hay páginas en Internet sobre los supervivientes, documentales… El libro El fotógrafo del horror, de Benito Bermejo, ha sido el gran inspirador de la película. También los negativos que Boix salvó y en los que nos hemos basado a la hora de construirla.

¿Se han tomado licencias respecto a lo que sucedió?

Quería hacer una historia dura, porque creo que la realidad es dura. He tenido que hacer casi de escultor y quitar material muy interesante, porque al fin y al cabo, una película tiene que tener hilo conductor y te tiene que ir guiando. Pero todo sucedió: los perros que soltaban para que los devoraran vivos, las duchas a siete grados bajo cero, las furgonetas trucadas para gasear a los que iban dentro… Hay muchas experiencias que ocurrieron a otros que se las hemos hecho vivir a Francesc. Había tipos de prisioneros y él era un preferente por lo que él no experimentó todo lo que aparece en el filme.

Mario Casas perdió 15 kilos para encarnarlo.

Y durante todo el rodaje siguió sin comer, solo un poco de pescado hervido para la comida y la cena. Y encima hacía muchísimo frío, menos tres y menos siete grados cuando rodamos en Hungría y lo ha soportado todo estoicamente y con una entrega brutal.

¿Cómo conecta con el personaje?

Boix era un chico joven, listo, pícaro, simpático, divertido. Quiso sobrevivir en ese ambiente, no se dejó llevar. Muchos presos dicen que realmente la voluntad y el deseo de vivir era lo más importante. Que los que se deprimían eran los que acababan muriendo más fácilmente. Él tenía la intención de seguir viviendo. Y creo que esa viveza y ese sentido pícaro de la vida Mario lo encarna muy bien.

“La historia de las mujeres en los campos no se ha abordado nunca”

Es un actor con una gran popularidad entre el público. ¿Ayudará a acercar esta historia a los espectadores?

Me gustaría que fueran los profesores de instituto los que animaran a sus alumnos a verla. Me lo he planteado más como un tema histórico y didáctico. Porque creo que estas cosas no se pueden olvidar si quieres prever un mundo mejor. Y menos cuando hay gente, como Matteo Salvini, que está diciendo que los barcos están cargados de ‘carne humana’. Cuando oyes estos comentarios en boca de un político de un país vecino sí que dices, ‘uy qué miedo’.

Hollywood ha narrado en numerosas ocasiones las atrocidades de las SS, pero casi siempre desde el sufrimiento del pueblo judío. ¿Aporta El fotógrafo… otro punto de vista?

Los judíos han sido muy activos. Como tienen grandes directores, como Steven Spielberg, evidentemente se han preocupado mucho de que el Holocausto no se olvidara. El tema de los españoles que estuvieron en los campos no se ha tocado. Creo que hay muchas historias que aún no se han contado, como las de las mujeres. Había burdeles en los campos y ellas eran obligadas a prostituirse. Yo lo cuento un poco con el personaje de Dolores, que interpreta Macarena Gómez.

Al igual que en Muere mi vida y Secuestro, dirige y produce la cinta ¿Qué aporta esta doble faceta al resultado?

Yo como directora tengo que hacer una buena película. Y como productora conseguir que la gente entre a los cines. El productor tiene que orientar al director para que eso sea posible. Que la gente coja un medio de transporte y vaya al cine hoy, con las posibilidades de pantallas que hay, es muy complicado. Quiero seguir dirigiendo y produciendo a gente con talento. Ahora voy a hacer un thriller muy especial, con unos personajes encerrados en una habitación.

Al final de la película se muestran las fotografías originales de Boix, una reivindicación más de que lo que no se cuenta no existe

Quería que las fotografías, que los negativos que él salvó, fueran parte de la película, como homenaje a él y como prueba de que eso fue real. Hay un momento que le dedico un plano solo a la Leika, porque la fotografía es una protagonista más del filme. Y, aunque sea en los títulos de crédito, quería que se mostraran. Ahí hay, no solo homenaje, sino testimonio.

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