Pedro Almodóvar recibe el León de Oro honorífico del Festival de Venecia

30 agosto, 2019

«Soy un director vocacional, el cine ha sido mi vida y no concibo lo que queda de ella sin hacer películas», manifestó al recoger la distinción de manos del director de la Mostra, Alberto Barbera, y de la presidenta del jurado, Lucrecia Martel

Entre ovaciones y recordando «el bautismo internacional» que significó el Festival de Venecia en el inicio de su carrera, Pedro Almodóvar recibió este jueves el León de Oro honorífico de la 76 edición de la Mostra, un reconocimiento a una trayectoria que el manchego vinculó a «un momento único en la historia española, la democracia después de la dictadura de Franco. Antes hubiera sido imposible. Mi cine es producto de la democracia española, la demostración de que aquella naciente democracia era real, por eso tengo que dedicar este animal tan poderoso a mis paisanos y a mi país, España, y a todos los actores y técnicos con los que he trabajado. Tenemos una industria modesta, pero llena de gente con talento», aseguró en su discurso de agradecimiento.

La presidenta del jurado de esta edición, la directora y guionista Lucrecia Martel, animó a los presentes a «celebrar» al cineasta que «mucho antes de que las mujeres, los homosexuales, las trans, nos hartáramos en masa del miserable lugar que teníamos en la historia, Pedro ya nos había hecho heroínas, ya había reivindicado el derecho a inventarnos a nosotras mismas». El director, que en 45 años ha escrito y dirigido más de 30 películas y cortos sin ir a una escuela de cine, combatió, en palabras de la argentina, «con las mejores armas, películas, música, revistas, fiestas, muchas fiestas» e «inundó nuestra memoria con invenciones que no necesitan de gran presupuesto, sino de honestidad provinciana».

Convencida de que para varias generaciones de directores latinoamericanos el cine del manchego supuso una reconciliación con el castellano, Martel destacó que «no hay ‘deber ser’ en la ética de Almodóvar, sino obligación de inventarse», una postura igual de necesaria en los 80 que en el mundo actual. «Si aceptamos que el cine expande el mundo que conocemos, el mundo ha crecido mucho desde que hiciste tus primeros cortos, pero Pedro, ahora que la ultraderecha se levanta en el mundo como si nada hubiera pasado, ahora más que nunca te necesitamos», reivindicó Martel.

«No he pretendido cambiar el mundo, pero sí he tratado de explicar el mío»

«Soy un director vocacional, desde pequeño decidí que mi vocación de estar en el mundo era la de fabular, contar historias, el cine ha sido mi vida y no concibo lo que queda de ella sin hacer películas. Entre otros temas, Dolor y gloria habla de esta necesidad vital», reconoció Almodóvar, que desgranó las claves su universo. «No he pretendido cambiar el mundo, nunca he sido tan pretencioso, pero sí he tratado de explicar el mío. El pequeño mundo en el que he vivido y lo he hecho siempre con absoluta libertad, independencia e inocencia. En mi mundo las personas sufren pero también gozan sin prejuicios, son apasionadas, diversas, defectuosas, generosas, con enorme capacidad para sobrevivir, pero frágiles y vulnerables, y todas ellas gozan de una gran autonomía moral. Como artífice de sus historias era lo mínimo que podría regalarles, la misma libertad que yo he disfrutado», afirmó.

A los buenos recuerdos de su debut internacional en 1983 con Entre tinieblas –»la primera vez que salí de España fue para venir aquí al festival de Venecia», se suman los de Mujeres al borde de un ataque de nervios, filme con el que también acudió al Lido en 1988. «Estar ahora mismo en Italia es estar en casa, este es un lugar donde todos amamos el cine de autor», dijo Almodóvar, que también agradeció en esta ceremonia de entrega a la cinematografía y la música italianas «la constante inspiración que han sido para mi trabajo».

El cineasta manchego cuenta con el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa por Todo sobre mi madre; el Oscar al Mejor Guión Original por Hable con ella; el Premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes por Volver; y el César honorífico de la Academia francesa, entre otros galardones internacionales, a los que ahora se suma este reconocimiento de la Mostra de Venecia.

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