Belén Funes: “La ópera prima siempre va muy conectada con la primera persona”

Por Chusa L. Monjas · 25 septiembre, 2019

Es la directora y coguionista de una de las tres apuestas españolas de la sección oficial a concurso de Zinemaldia 2019. La catalana Belén Funes es la mirada femenina patria que compite por el máximo galardón del certamen, y lo hace con su primera película, La hija de un ladrón: una historia que desarrolla su primer cortometraje, Sara a la fuga, que conquistó dos Biznagas de Plata en el 18 Festival de Málaga –mejor corto y dirección–. Funes, que pertenece a una generación de cineastas formados en la ESCAC, no es una novata en el mundo del celuloide. Ha sido ayudante de dirección y script en producciones de Isaki Lacuesta, Mar Coll, Fernando González Molina, Paco Plaza, Jaume Balagueró e Isabel Coixet, que respaldó sus dos cortos. En su bautismo en el largometraje sigue a Sara (Greta Fernández), una chica que ha estado sola toda su vida y que desea tener una familia normal, una aspiración que tiene como freno a su padre (Eduard Fernández).

Alas de mariposa, Lo qué se de Lola, El patio de mi cárcel, Yo, también, La herida… En sus 67 años de existencia, no hay muchas óperas primas españolas en la sección oficial del certamen. ¿Qué cree que vieron los programadores en La hija de un ladrón para incluirla?El planteamiento que hicimos de la historia, la dirección de actores y, sobre todo, de la cámara tiene un toque medio documental que llevamos hasta las últimas consecuencias. Cuando un programador ve esto, lo que le llega es que hay una propuesta. Pienso que vivimos en una cinematografía en la que las propuestas se valoran.

Hablar de lo que conoce es su proposición.
Sí, soy muy mala inventándome cosas. Siempre intento trabajar desde lo que me ha sucedido a mí o a gente que conozco y me explica qué le pasa. Cuando escribo, procuro que haya una primera persona en mis diálogos, en la puesta de escena, en las situaciones… Es mi forma de trabajar, y como me ha ido funcionando, en la media que pueda voy a seguir ese camino.

¿Cuándo se dio cuenta de que en Sara a la fuga había una película?
Pensé que si alargaba la historia en el tiempo y el padre reaparecía, era una buena situación para hablar de la familia, que es lo que me obsesiona. La familia es el caldo de cultivo más rico que tenemos alrededor: tiene lo peor, lo mejor, lo más cruel, lo más tierno. Todo se junta en el mismo lugar. Los lazos familiares, la fuerza que tiene la sangre que te une a los que son tuyos, son muy difíciles de cortar. La genética te linkea, te relaciona de por vida con alguien.

El cine ha reflejado las relaciones paternofiliales de muchas maneras, a través de historias tiernas, trágicas, dulces, amargas…
La hija de un ladrón es la historia de dos personajes que están deseando amarse, pero no saben cómo hacerlo. Hay una especie de limitación emocional en la educación que han recibido, intentan estar juntos, vincularse, pero la crueldad de uno y el aprendizaje que tiene el otro impide que esto suceda. Nunca llegan a ser el padre y la hija que les gustaría ser.

Es un fracaso de relación paternofilial que usted muestra sin subrayar.
Muchas veces no entiendo lo que está sucediendo a mi alrededor al cien por cien, sino que intuyo cosas que están pasando, tengo sensaciones de lo que sucede, pero nadie me explica la realidad cuando la vivo de una forma unidireccional. Lo que me gustaba era trasladar a la película esa sensación de que hay algo que es volátil, no darle al espectador las cosas machacadas porque puede atar los cabos que están sueltos.

Su protagonista solo quiere ser una ‘persona normal’.
Para Sara es tener un trabajo, un techo y poder compartir la vida con el hombre del que está enamorada. Persigue lo más básico, que para muchos de nosotros es nuestra cotidianidad, pero hay una parte de la población que está en los márgenes y para la que esto no es la normalidad. Me apetecía hablar de esta gente, de su lucha por comer cada día y tener un trabajo, de su supervivencia moral a la época que le ha tocado vivir.

El espacio es el extrarradio de Barcelona, el que no aparece en las guías .
Yo nací en la periferia de Barcelona, mis padres son de clase obrera y con un gran esfuerzo me pudieron pagar unos estudios que eran muy caros. Hay un compromiso social, siempre me preguntaba qué sucedería si una persona como Sara nos estuviera viendo, por eso no hay una atracción estética o estilizada de lo que se muestra.

Sara es un personaje con peso, complejo, está en el centro del relato.
Muchas veces se retrata a los jóvenes como a unos tontos, y me da mucha rabia porque creo que hay una parte de la juventud superpoderosa que está haciendo grandes cosas. Sara es una heroína que, de alguna forma, cambia su destino.

Ha dado su primer papel protagonista a Greta Fernández, que apareció en su segundo corto La inútil, y que comparte la pantalla con su padre, Eduard Fernández, cuya voz se escucha en Sara a la fuga.
No me costó nada dárselo porque es muy buena actriz.

Dentro de lo difícil que es hacer una película, rodar con Greta, con Eduard Fernández y con Álex Monner fue relativamente fácil. La dirección de actores me obsesiona, miro cada gesto, cada cosa que hacen. Llegaba al rodaje y pensaba: ahora le diré a Greta que haga esto y a Eduard esto otro, y me emocionaba. Me enamoré un poco de los tres. Los veía y pensaba: esto es lo que quería hacer y lo están haciendo, es maravilloso.

Eduard, que ha rodado con los mejores y que nunca me cuestionó nada de lo que estaba haciendo, me decía: es que diriges mucho. Y le contestaba que lo mío eran los actores, los gestos, las cosas pequeñas, la insinuación.

¿Qué ofrece La hija de un ladrón al cine español?
Hago películas para explicarnos y es lo que he intentado hacer en esta. No sé si aporta algo. Soy una voz nueva que está buscando la verdad y que persigue contar historias desde un punto intimista.

Repartir el pastel de privilegios

Se repite la foto: es la única mujer del trío español que aspira a la Concha de Oro, galardón al que antes que usted aspiraron Pilar Miró, Gracia Querejeta, Belén Macías, Judith Colell e Iciar Bollain.

Si es noticia es que no lo hemos superado. Estoy rodeada de realizadoras, directoras de fotografía, montadoras, de mujeres que hacen lo que quieren y cómo quieren, pero sigue siendo una montaña muy difícil de escalar. Hay que repartirse este pastel de privilegios. Estamos en ello, pero costará.

¿Defiende las cuotas para las mujeres?
Me valoro porque soy directora y he trabajado mucho para serlo, no por ser mujer. Defiendo que los comités que deciden qué proyectos se hacen sean paritarios porque sino siempre estaremos a expensas de lo que el género masculino decida, Tenemos que intervenir en la toma de decisiones. Unos proyectos se harán y otros no, pero tenemos que dar la oportunidad.

En las escuelas de cine hay muchas mujeres.
Y allí te valoran como alumno, no por tu sexo.

Usted forma parte de la familia ESCAC.
La filosofía de esta escuela es estar muy atenta a lo que se hace y participar en ello. Ha dado la casualidad que las primeras películas que se han hecho bajo su sello [no es su caso] las han dirigido mujeres porque tenían guiones muy buenos. Las mujeres tenemos que ser las primeras de la clase para que nos dejen rodar, escribir buenos libretos, dirigir bien y hacer un trabajo que algunos hombres no hacen porque tienen el privilegio asegurado.

Más que una generación, son un grupo de amigas que se ayudan.
Sí. Nos pasamos los guiones, nos vemos los casting, hay una red de trabajo comunitario muy importante. La script de mi película es Nely Reguera, y yo ahora estoy trabajando en la primera película de Clara Roquet.

De ópera prima a ópera prima.
En una primera película siempre hay algo de ‘yo veo la vida así’ o ‘a mí me parece que la vida es algo parecido a esto, estos son los personajes que me interesan’. La ópera prima siempre va muy conectada con la primera persona, aunque hay excepciones. Cuando das tus primeros pasos, siempre es más fácil hacerlo en el territorio de lo conocido. Hablar de la familia desde un lugar un poco amargo en La hija de un ladrón me permitía hacer una especie de retrato de determinadas familias que yo había tenido cerca.

Fue elegida por la revista Variety cómo uno de los 10 talentos emergentes españoles a tener en cuenta.
Lo agradezco mucho porque me da fuerza y me empuja, pero intento mantenerme al margen. Lo que quiero es pasar al siguiente proyecto.

¿Qué será…?
Estoy pensando en volver a tener un personaje femenino en el centro. Nos han metido en la cabeza que mujeres de 60 o 70 años no pueden ser protagonistas de películas. Hay que empezar a trabajar a la mujer de una cierta edad.

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