Pedro Almodóvar ha filmado la mayoría de sus películas en Madrid o, mejor dicho, en los muchos ‘Madrid’ que hay en Madrid, y así lo ha reconocido: «Siempre he encontrado en esta urbe un paisaje perfecto y una fauna incorrecta para cada una de mis películas». Es la ciudad a la que llegó en 1966, cuando aún no había cumplido los diecisiete años, y, a pesar de estar inmersa en plena dictadura franquista, para él representaba los deseados valores de la cultura y la libertad personal. Su relación cinematográfica con la capital resulta casi autobiográfica.
En todos sus trabajos, envuelve a los protagonistas. Sus calles, plazas, barrios, cafés, edificaciones, restaurantes, bares de copas u otro tipo de establecimiento configuran arquetipos. Sobrepasan el concepto de meros escenarios para participar en la trama como un personaje más.