Isaki Lacuesta: “Lo mejor de ser director es el placer de reinventarse”

Por Chusa L. Monjas · 16 septiembre, 2022

Omnipresente en Zinemaldia con la película Un año, una noche, la serie Apagón y la exposición ‘Vive le cinéma!’

Isaki Lacuesta no estaba destinado a vivir con los dogones ni con Miquel Barceló, ni tampoco con los hermanos Isra y Cheíto, y lo ha podido hacer gracias al cine. A esta galería de gentes reales y de personajes se incorporan los protagonistas de Un año, una noche, historia basada en el libro de Ramón González Paz, amor y death metal, en la que este español, testigo junto a su novia Mariana del atentado perpetrado por un grupo terrorista en la sala Bataclan de París el 13 de noviembre de 2015, durante el concierto de Eagles of Death Metal, cuenta aquellos terribles hechos.

Doble ganador de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, certamen en el que se bautizó como periodista y en el que “me veía 6 películas cada día”, este cineasta que huye de la repetición recalca que en esta adaptación libre de la novela “el peso está en las consecuencias del ataque en esta pareja. Ojalá el espectador pueda meterse en sus cabezas”, apunta.

Autobautizado con la unión de su nombre, Iñaki, y el de su mujer, la guionista Isa Campo, Lacuesta presentó en la sección oficial de la Berlinale esta producción, que es una de las ‘perlas’ de Zinemaldia, donde es omnipresente porque también participa en la serie Apagón y es uno de los nombres de la exposición que alberga Tabakalera ‘Vive le cinéma!’

Quim Gutiérrez, Alba Guilera, Natalia de Molina, Enric Auquer y el artista C. Tangana rodean al argentino Nahuel Pérez Biscayart y a la francesa Noémie Merlant en esta historia “de amor”. Su maestro, amigo y el hombre que le inspira, Joaquim Jordà, le dijo cuando empezaba “que tenía que hacer películas de amor, que se me daría muy bien. He tardado muchos años en hacerle caso, ahora le tengo que dar la razón”, reconoce el realizador criado y afincado en Gerona.

 

¿Es su película más ambiciosa?

En algunos niveles sí. Es, con diferencia, la que está hecha con más medios, cosa que tampoco era muy difícil, y ha sido la más difícil de escribir por la delicadeza del tema. Fue un trabajo largo en el que tuvimos la suerte de contar con la cercanía y la ayuda, desde la escritura, de aquellas personas que vivieron lo que ocurrió en la sala Bataclan.

En la escritura están dos de sus colaboradores habituales, Isa Campo y Fran Araújo.

Nos complementamos, aprendemos los unos de los otros. Fran es muy bueno con las estructuras e Isa es increíble con la psicología de los personajes y las emociones.

¿Cuál fue su criterio para elegir este proyecto?

Lo que más me invitó a hacer la película es que el libro estaba lleno de detalles que nunca me hubiera imaginado a través de los periódicos y de las noticias. Estaba lleno de vida, de cosas que no sabemos que ocurren en un atentado y en el momento posterior. Y luego por afinidad con Ramón y Mariana, que tienen ganas de seguir viviendo el rock&roll, la literatura, el cine, la poesía… Esa búsqueda de intensidad, de comunidad en los conciertos, es algo con lo que me siento muy identificado.

¿Qué le ha dicho la pareja de Un año, una noche?

A Ramón le gustó mucho, la ha visto varias veces. Nos comentó que el atentado es tal cual, que realmente representamos lo que nos contó y que le hubiese gustado que le hubiéramos dedicado más tiempo. Le contesté que él está legitimado para mostrar eso mucho más, pero nosotros no, y que entendíamos que la película más interesante y más desconocida es la del tiempo posterior.

Pensamos mucho la que es una de las grandes cuestiones cinematográficas: la representación de la violencia. Hablamos incluso de no mostrar el atentado, pero esa imagen que le perseguía no podíamos rehuirla. Las líneas rojas que nos pusimos fueron no mostrar nunca actos de balas y gente muriendo, y también había que ser muy pudoroso con los cadáveres.

Cuando se aborda esta temática, ¿es fácil caer en la pornografía emocional gratuita?

Había que encontrar el punto justo para no ser pornográfico, pero tampoco caer en los tópicos. Había que traducir lo que nos contaron Ramón y Mariana a un lenguaje cinematográfico propio. La novela empieza describiendo a alguien que está siendo tiroteado, y resolvimos que eso estaba en la mirada, que los terroristas podían estar en los ojos de los que nos miraban.

Sobrevives a un atentado, pero lo que viene después…

Lo más perturbador es que estés viviendo con tu pareja, un amigo o con alguien cercano una tragedia como esta, y cuando sales te das cuenta de que los dos habéis vivido cosas completamente distintas. También te planteas cómo compartir eso que has vivido con gente que no ha estado, si ni siquiera la persona que ha estado a tu lado ha sentido y vivido lo mismo. La película se centra en lo que los periódicos no cuentan: la noticia se termina antes de que empiece esta nueva vida.

Uno decide dar un giro radical a su existencia y su pareja elige lo contrario.

Lo terrible es que haga falta un tiroteo para que nos preguntemos si hemos vivido como queremos o no. Me siento muy identificado con los dos, que a mí me sirven de ejemplo de superación y de lucha para muchas adversidades de nuestra vida cotidiana.

Cuando el ayudante de dirección leyó el guion me dijo: has conseguido hacer una adaptación fiel al libro y, al mismo tiempo, es una película autobiográfica tuya. Encontró muchos rasgos míos tanto en Ramón como en Mariana, y creo que es así. Los directores de cine nos autoengañamos y pensando que queremos dejar de hacer películas, que no queremos repetir errores… En este sentido seríamos Ramón. Pero luego hacemos lo que más nos gusta en la vida, y eso es muy de Mariana.

Cada víctima responde como puede.

Hace once años comencé un proyecto con el que continúo sobre cómo cambiaría la sociedad vasca una vez que ETA dejó las armas. He pasado mucho tiempo hablando con víctimas y miembros de ETA, y mi conclusión es que no hay dos personas iguales.

Cuando se dice ‘las víctimas piensan, las víctimas dicen…’ es una simplificación extrema y es muy penoso cuando se intenta hacer uso político de ello. Las personas cambiamos todo el rato, tenemos reacciones distintas de un año al siguiente. Aprendes que cada persona es un mundo y tenemos que mirar de forma individual, no intentar hacer paquetes y resúmenes, porque no sirven.

El infinito

Los protagonistas de esta historia de superación no son héroes, personajes por los que en cine norteamericano siente debilidad.

En los documentales y películas sobre el 11-S, cualquier testimonio tiene una capacidad de relato épico que tienen muy interiorizado. La actitud de nuestros protagonistas, que me parece muy saludable, es justo la contraria: le quitan peso a lo heroico y noble que hayan podido hacer, y son muy honestos al considerar que es una especie de casualidad que, de repente, no sepan si pueden salvar a alguien.

Son un modelo porque, después de lo que sufrieron en Bataclan, han podido reconstruirse y siguen yendo a conciertos de rock&roll, y esto me anima a no quejarme.

¿Cómo se siente en este mundo de plataformas, streamers y campañas de marketing?

Lo estoy descubriendo. Tengo grandes expectativas con las posibilidades tecnológicas que dan las plataformas y, a la vez, me da lástima que sean tan conservadores, que estén buscando públicos tan supuestamente amplios y con tan poco atrevimiento, sobre todo en España. Me parece una pena que cosas que están ocurriendo fuera aquí sigan siendo excepcionales.

¿Qué es lo mejor de ser director?

El placer de poder reinventarte constantemente y poder meterte en la vida de gente distinta a ti, y pensar y sentir temporalmente como otros, porque luego hay cosas que se te quedan, hay una especie de ensanchamiento vital. En las sociedades actuales cada vez estamos condenados a vivir con gente más parecida a nosotros, y en eso el arte, el cine y la literatura son mágicos.

En estos 20 años que lleva haciendo cine, ¿de qué se ha dado cuenta?

Lo más bonito del cine es que es el infinito. Se puede hacer del derecho, del revés, y de maneras tan infinitas que no acabaremos nunca.

Un año, una noche se estrena el 21 de octubre.

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