Esenciales aunque desconocidos – Homenaje a profesionales 2023

Por María Gil y Enrique Aparicio · 20 noviembre, 2023

Sara Barquín, Fernando Beltrán, Estrella Caballero, Miguel Pedregosa y Elena Vilardell son los profesionales destacados por la Academia de Cine este martes, 21 de noviembre. El Homenaje a Profesionales 2023 reconoce a una ayudante de cámara, un jefe de eléctricos, una guarnicionera, un maestro de armas y una gestora audiovisual.

Sara Barquín, ayudante de cámara

Su mano es la que asegura la nitidez de la imagen de la película. Los ayudantes de cámara, o foquistas, son los responsables de que “el personaje o el objeto esté bien enfocado, independientemente de su movimiento o el de la cámara, además de llevar todo el control técnico del equipo de cámaras y su organización”. Así define su oficio Sara Barquín, alguien a quien el cine le ha dado “sentido”.

Se reconoce en la bisagra de un mundo cambiante: “tuve la suerte de formarme con los últimos coletazos de la vieja escuela. Ahora estamos en la era de los monitores, pero yo aprendí a llevar el foco sin monitor, y lo sigo practicando”. Aboga por una “mezcla entre monitor y distancia”, porque “el resultado es mejor: “más sensitivo, y más divertido”.

Para esta profesional, “un ayudante de cámara tiene que ser precisamente eso, una persona que ayuda”. ¿Y cómo ha de lograrlo? “Sobre todo con la concentración. Necesitas atención plena, silencio y escucha”, asegura. “Trabajar en silencio, captando y absorbiendo cualquier información que se pueda incorporar y que evite preguntas”, además de “mucha concentración y mucha práctica”, son las claves de un oficio con fama de sufrido. «Pero yo soy muy disfrutona, me lo paso bien. Y cuantas más triquiñuelas me ponen, mejor”, comenta divertida.

Procedente de un mundo ajeno al cine y al arte, esta oriunda de Nájera, en La Rioja, empezó en el año 2000 tras trasladarse a Madrid y estudiar en la escuela TAI. Su carrera se inició en series – Policías, Compañeros, Cuéntame– y de ahí saltó al cine. Reconoce agradecida el papel de quienes le ayudaron en el camino. “Aprendí con Paco Sánchez Polo, un fenómeno del foco, y con Miguel Ángel Pulido”. Nombra además a Carlos Cebrián Renau, «que es como mi padrino y con el que prácticamente ruedo todo”.

Para Barquín, lo peor de su trabajo es que falte. “La inestabilidad laboral, el hecho de estar en casa sin nada, que pase un mes, que pase otro…”; y, por el contrario, “lo mejor es la oportunidad que me ha dado el cine de crecer. El cine ha sido mi escuela”. En un rodaje, dice, “te encuentras con todo tipo de generaciones, de orígenes, de culturas. Está representada toda la sociedad. Y eso me alimenta”.

Recibe con “mucho cariño y mucho amor” el reconocimiento de sus compañeros. “Es una pasada que nos otorguen este Homenaje, creo que todos los que trabajamos en esto deberíamos pasar alguna vez por este momento tan bonito”.

Fernando Beltrán, jefe de eléctricos

Suele bromear con que, cuando empezó en la profesión, “el cine era como la Guardia Civil, entraban los hijos del cuerpo”. Y es que a Fernando Beltrán la apuesta por el séptimo arte le viene por vía paterna. Jefe de eléctricos hijo de jefe de eléctricos, este profesional recién jubilado –“todavía tengo algo de ajetreo, pero sé que cuando llegue el momento lo voy a echar de menos”– ha dedicado su vida y su carrera a esculpir la luz de docenas de producciones.

Su oficio, asegura, “ha evolucionado mucho en lo tecnológico, sobre al pasar al mundo digital. Las pantallas de LED han significado un cambio importante”. Pero aunque los materiales son distintos, “el espíritu es el mismo”. El objetivo de esta figura en los rodajes es acompañar al director de fotografía en las localizaciones, y “planificar cuál va a ser el estilo de luz y las necesidades de cada decorado”. Un quehacer todavía “muy artesanal”, en el que se intenta llevar a la realidad la imaginación de los cineastas a través de la luz.

“Muchas veces la imaginación es lo que más te ayuda a salir de algunos atolladeros”, reconoce, y recuerda el rodaje de Julieta, de Pedro Almodóvar: “rodando en la calle Fernando VI de Madrid, tuvimos que fabricar una estructura para poder meter luz por las ventanas. Fue un trabajo complejo y que quedó muy bien. Con trusts, tijeras eléctricas y carriles, generamos una estructura que bajaba y subía del suelo hasta la cuarta planta”.

A los que empiezan, Beltrán les recomienda “que tengan muchas ganas de aprender la profesión y de trabajar, que no lo tomen como un pasatiempo a corto plazo”. Y desvela que “si no es lo tuyo te das cuenta enseguida, es imposible seguir el ritmo que te pide sin que haya una apuesta absoluta”. Una vida de rodajes, en la que “lo complicado muchas veces son las relaciones con el equipo. Hay que tener mano izquierda y cuidarlo”, explica. Pero las propias características del oficio lo ponen fácil: “quizás es por la cantidad de horas que pasamos juntos”, asegura, “pero la gente del cine es en su mayoría muy sana en sus relaciones, están muy a favor. De otra manera el trabajo sería imposible”.

Con su trayectoria profesional recién finiquitada, se felicita ante “una carrera que podría definir como de matrícula: he evolucionado mucho como profesional, y aunque he trabajado mucho, lo he pasado muy bien. Repetiría seguro”.

Estrella Caballero, guarnicionera

El primer encargo que Estrella Caballero aceptó para el mundo del cine empezó con ella “llorando, rodeada de rollos y rollos de tela en el coche” y sin saber cómo iba a ejecutar las gualdrapas para caballos que les habían pedido. Quien realizó el encargo fue el especialista Ricardo Cruz; quienes lo recibieron, Caballero y su marido Fernando Santamaría, fallecido en 2021. “Este premio es tan suyo como mío”, expresa.

Esta guarnicionera asegura que la osadía ha marcado su carrera. Un impulso que la animó a aceptar ese primer encargo, que Cruz les hizo tras ver las monturas que arreglaban (aunque su oficio real era la ortopedia), y el misma con que empezó a trabajar en vestuario: “pasó algo similar. Paco Ardura, el tapicero, iba a hacer Alatriste y nos dijo que la figurinista Francesca Sartori necesitaba alguien que trabajara el cuero. Ella nos enseño una chaqueta de cuero preciosa y nos dijo ‘¿sois capaces de hacerlo?’. Nosotros dijimos que sí pero no teníamos ni idea”.

Ver sus creaciones en la gran pantalla le resulta “emocionante”, aunque no puede evitar ver las películas “de otra manera. Te fijas y piensas: ay, esta puntada, ay, este detalle”. Gracias al atrevimiento que la caracteriza, Caballero es hoy una referencia en todo lo que tenga que ver con cuero en el cine nacional e internacional. Las crónicas de Narnia, El reino de los cielos o Los juegos de hambre cuentan con prendas, monturas, maletas y accesorios salidos de su taller. “Hace unos años me saqué un título, por tenerlo”, explica, “pero he aprendido a base de atreverme, de experiencia. Nos lanzábamos y nos salía bien cada vez, es como si lo lleváramos en la sangre”.

En una industria que cada vez apuesta más por los efectos digitales, su trabajo es todo hecho a mano. Cree que “el cuero sigue siendo importantísimo. La gente se cree que es de mentira, y no es así, usamos unas pieles de primera calidad”, porque “su textura es imposible de reproducir sin que se note”. Desde aquel primer encargo tiene dedicación exclusiva a este trabajo, primero en su propio taller y desde hace unos años en Peris Costumes. Lo más difícil, en su opinión, ha sido adaptarse al “cambio de vida. Las entregas a las cuatro de la mañana, los arreglos por la noche… Los rodajes no esperan”. Cuando le preguntan cuánto tarda en hacer una prenda, responde divertida: “el tiempo que me digan que tengo. Si es medio segundo, pues medio segundo”.

Le emociona recibir el Homenaje a profesionales de la Academia, porque “los méritos suelen ser para otros. Los que fabricamos estamos en la oscuridad, no se nos suele reconocer”. Con todo, no puede evitar que la ilusión se mezcle con “algo de pena. Este premio es de los dos, de Fernando y mío”.

Miguel Pedregosa, maestro de armas

Una vida bailando con el peligro, del que siempre ha salido airoso. Miguel Pedregosa es uno de los especialistas y maestros de armas pioneros de nuestro país en trabajar en grandes producciones internacionales. “Desde el año 59 hasta hoy puedo haber intervenido en unos 500 títulos”, rememora este profesional, que ha participado en películas extranjeras como La misión, Conan, Rojos, El viento y el León, Rambo III, Indiana Jones y la última cruzada o Papillon; y españolas como Los días del pasado, Carmen, Sangre y arena, y Los fantasmas de Goya, entre otras.

“He estado en tantos países que he dado la vuelta al mundo tres o cuatro veces, sin saber bien inglés, pero me las apañaba”, expone este maestro de armas, que enumera las claves para dedicarte a su profesión: “Que te guste. Tener sangre fría. Y mirar siempre al truco, a donde vas a caer”, apunta.

Transitar por las cataratas de Iguazú–“nadie más lo ha hecho antes ni después”–, la salida de coches de caballos de un tren, una casa que debían derribarle encima, caídas al Mar Rojo donde había tiburones… son muchas anécdotas de riesgo durante toda su trayectoria, donde en ocasiones llegó a trabajar hasta en tres producciones simultáneamente, compaginado cine y televisión. Ejemplo de ello son la serie El comisario y el programa Gran Prix, con la vaquilla –“todo lo que hacían los concursantes lo probaba yo antes para no les pasara nada”–.

Al cine llegó gracias a los caballos. “Nací en Écija, donde el caballo domina y todo el mundo monta desde niño. Teníamos la facilidad de montar porque mi padre era militar de caballería”, recuerda Pedregosa. Al mudarse a Madrid, llegaron las oportunidades en el cine, un sector que ha cambiado mucho en estas seis décadas.

“Hoy los especialistas se preparan mejor y se especializan. Antes hacías de todo: salto de altura, caída de caballos, caída de coches… Ahora es mucho más seguro, antes había que hacerlo y ya. Te hacías más daño porque había muchos más accidentes”, compara Pedregosa, que cuando comenzó en esta profesión ni siquiera figuraban como especialistas en los créditos y los acreditaban como reparto artístico.

Lo que sí permanece es que todo empieza con el guion y el maestro de armas debe entenderse con el director para acordar la mejor manera de abordar las secuencias de acción. Destaca que los especialistas españoles han estado siempre muy bien considerados, “sobre todo en las películas de caballos, desde El Cid. Siempre han estado un punto por encima a los especialistas extranjeros porque la doma de caballos en España es diferente al mundo entero”, presume.

Miguel Pedregosa es un referente para los especialistas y las escuelas de cine de nuestro país. “Es mucho respeto el que me tienen. Es raro la semana que no me llama un maestro de armas para preguntarme cómo haría tal cosa y yo se lo digo”, relata. A este reconocimiento diario entre sus compañeros se suma ahora el de la Academia de Cine, con el Homenaje a Profesionales de este año. Retirado de los rodajes, a Pedregosa todavía le queda una última batalla que le gustaría librar en el cine: impulsar una asociación de especialistas en España.

Elena Vilardell, gestora audiovisual

Lleva 25 años al frente del Programa Ibermedia y, un cuarto de siglo después, Elena Vilardell tiene muchos motivos para estar orgullosa de una labor que contribuye a construir un espacio audiovisual iberoamericano. Su cargo como Secretaria Técnica y Ejecutiva de Ibermedia lo define como “la persona que se encarga del buen funcionamiento del programa, desde lo más nimio a lo más importante», es decir, “desde la reglamentación de las bases, a los contratos de concesión de las ayudas, las incidencias que pueden suceder, la preparación de las reuniones, dar talleres…”, cita.

Ibermedia ha sumado a 23 países miembros, desde su creación en 1998 a la actualidad, y ha crecido y cambiado muchísimo, según Vilardell. “Hemos aprendido a trabajar juntos. Ya a nadie le extraña que en una película haya un guionista argentino con un montador cubano y actores mexicanos”, celebra su responsable, que asegura que “estamos conformando un todo con muchos acentos, eso es lo más grande”.

El fomento de las coproducciones ayuda al cine latinoamericano y también al español. “Nuestro país hace grandes producciones consigo mismo y con Europa. No tantas con América Latina. Y ahí estamos nosotros. Apoyamos cualquier película que sea importante para el cine: grandes y pequeñas”, expone.

Del éxito del programa Ibermedia dan fe producciones como Una mujer fantástica, El ciudadano ilustre, El abrazo de la serpiente, Los reyes del mundo, Dispararon al pianista, u O corno. Más allá de las selecciones en festivales y los reconocimientos que han logrado estos títulos, para Vilardell, el triunfo reside en otro lugar. “El éxito es la capacidad que tienen los productores de hacerlas. Sé lo duro que es para ellos y quiero brindar con todos y cada uno por esas magníficas películas, que sirven para que el público las vea y las disfrute”, añade.

Son muchos los retos que se han puesto en estos 25 años y otros tantos que se han encontrado, como la crisis financiera en todos los países y el paso del analógico al digital. “Hizo que dejáramos de lado las modalidades de Distribución y de Exhibición, hasta saber cuál era la norma que iba a prevalecer. En 2023 toca revisar lo que no hemos hecho. Y eso es el apoyo a la Distribución. Por suerte, han aprobado que lo recuperemos y está en camino”, señala Vilardell.

Su día a día incluye numerosos viajes por toda Iberoamérica. “Nunca te aburres. Siempre tienes más cosas que hacer que tiempo para hacerlas”, reconoce esta gestora audiovisual que lidera un equipo de seis personas, con las que ahora prepara las actividades que conmemoran las bodas de plata del programa.

La Academia le reconoce en el Homenaje a Profesionales de este año, una distinción que le hace “muchísima ilusión” porque la institución haya puesto el foco en un trabajo técnico y de financiación, que sin embargo hace posible la creación. “Siempre me gustó la literatura porque me encantaba acercarme a los mundos que crea. Y luego estudié cine porque es una opción de todos los mundos posibles que tiene una obra. Ser alguien que con su trabajo puede facilitar que se haga cine, me parece sencillamente maravilloso”, concluye.

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