Rodrigo Sorogoyen, director y guionista, e Isabel Peña, guionista, charlaron ayer en la Academia con las psicólogas Ana Fernández y Elena Cedillo, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, en una nueva edición del ciclo Cine y Psicología. Su ópera prima Stockholm, fue el objeto de análisis de la jornada: la historia de “un secuestro”, según sus guionistas, que en pantalla encarnaron Javier Pereira (que logró el Goya a Mejor Actor Revelación) y Aura Garrido.
Peña explicó que la cinta “nació como un corto. Queríamos narrar el arco que va desde el encuentro de los personajes hasta el suicidio de la chica. Era un reto contar una historia tan potente en tan poco tiempo”. Sin embargo, como narró Sorogoyen, “una vez escrito el corto nos dimos cuenta de que necesitábamos más tiempo fílmico para estar con los personajes, para que el espectador pudiera identificarse con ellos”.
Como centro de esa historia, el encuentro de dos jóvenes y la tensión entre ellos. “En la primera mitad de la película es el chico el que quiere estar con la chica”, explicó Peña, “y en la segunda parte, ella quiere quedarse con él y es el chico quien necesitar estar solo y desembarazarse de ella”. En medio del ralto, “un secuestro emocional, de ahí viene el nombre de la cinta”. Sorogoyen trabajó por separado con los actores, para lograr al máximo que “se trataran como desconocidos. La película necesitaba que ellos estuvieran todo el rato midiéndose, retándose”.
El personaje de Aura Garrido era además especialmente sensible, puesto que “desde el principio tuvimos claro que era una chica con una enfermedad, pero no quisimos hacer un diagnóstico para no etiquetarla”, explicó Sorogoyen. “Hay varios momentos que revelan que ella tiene miedo a quedarse sola, que busca y solicita expresamente compañía…”. El resultado fue visto por muchos como una película generacional sobre los jóvenes, aunque para sus creadores “nos hemos dado cuenta de que pretendíamos hacer algo generacional y tiende a una universalidad que probablemente no esperábamos”.